El presidente estadounidense George W. Bush anunció ayer que concederá 17.400 millones de dólares en préstamos a General Motors y Chrysler y justificó la decisión al señalar que el país no puede permitir el colapso del sector.
La decisión de la Administración del presidente saliente puso punto final a semanas de suspense sobre el futuro inmediato del sector automotriz doméstico y fue acogida de forma inmediata con satisfacción por los «Tres Grandes de Detroit», GM, Ford y Chrysler.
El presidente electo, Barack Obama, expresó su apoyo a la decisión de la Casa Blanca y argumentó de forma similar que el colapso del sector «habría tenido unas consecuencias devastadoras en nuestra economía y entre nuestros trabajadores».
De acuerdo al plan anunciado por la Casa Blanca, General Motors y Chrysler recibirán de forma inmediata 9.400 y 4.000 millones de dólares, respectivamente. En febrero, GM tendrá acceso a otros 4.000 millones de dólares.
Ford, el segundo fabricante de automóviles estadounidense, no ha solicitado por el momento ayuda financiera a Washington.
Durante una rueda de prensa celebrada en Detroit poco después del anuncio de Bush, los principales directivos de GM indicaron que tendrán acceso al dinero el próximo 29 de diciembre.
Los fondos destinados al motor procederán del plan de rescate de la industria financiera que el Congreso aprobó hace unos meses, por importe de 700.000 millones de dólares.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo ayer que con la ayuda del motor, ya ha gastado la primera parte del plan, 350.000 millones de dólares, y anunció que va a pedir al Congreso que le dé acceso a la otra mitad.
Las ayudas financieras para las automotrices mantienen las mismas condiciones que contenía el proyecto de ley pactado por la Casa Blanca y la Cámara de Representantes para otorgar 14.400 millones de dólares a GM y Chrysler, pero que finalmente fue bloqueado por los republicanos en el Senado.
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