«Tengo mucho que aprender y muchas ganas de escuchar», afirmó el presidente estadounidense. Una de las grandes incógnitas de la reunión era cómo iba a desarrollarse el tono con Chávez, en el pasado el gran antagonista en la región de la política exterior de EEUU y que llegó a calificar al presidente anterior, George W. Bush, como «el diablo».
Tono cordial
El tono fue aparentemente cordial. Obama y Chávez intercambiaron palmadas en la espalda y un apretón de manos cuando, después de una intervención del presidente estadounidense, el venezolano se levantó del extremo de la mesa donde se encontraba sentado y le regaló un libro, «Las Venas Abiertas de América Latina», del uruguayo Eduardo Galeano.
El presidente estadounidense indicó que la cumbre no debe centrarse en debatir la historia pasada, sino en «avanzar hacia el futuro» y reiteró su voluntad de mantener una nueva colaboración en términos de igualdad con la región. Obama indicó que otros países también deben reconocer el pasado y evitar la «tentación fácil» de culpar a EEUU de todos los males, explicó el alto funcionario.
Cuba
Varios líderes latinoamericanos exhortaron al presidente de EEUU a normalizar las relaciones con la isla, después de que Obama ordenara el lunes el levantamiento de las restricciones a los viajes y envíos de remesas de familiares a la isla, así como medidas para facilitar las comunicaciones entre EEUU y Cuba.
La Casa Blanca afirmó ayer que la pelota se encuentra del lado de Cuba y la mejora de las relaciones bilaterales «depende de las acciones del Gobierno cubano». El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que «el presidente cree que debemos cambiar la política» hacia Cuba y ya ha dado pasos hacia ello con el levantamiento de las restricciones a los viajes y remesas de familiares a la isla.
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