La ONU cuantifica en 1.740.000 personas el número de desplazados por la guerra desde primeros de este mes de mayo. Foto: FAISAL MAHMOOD/REUTERS

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AGENCIAS

El Ejército paquistaní ya se ha asegurado varios puntos claves en la ciudad de Mingora, la principal población del valle de Swat, en el segundo día de la calificada como «fase más importante» de su operación contra los insurgentes talibanes en el norte de Pakistán con el objetivo de recuperar esta ciudad.

El asalto contra Mingora, con una población estimada de alrededor de 300.000 personas antes de que la mayoría huyeran de los combates, es un paso crucial en el ataque al valle de Swat, que llegó a ser el principal destino turístico de Pakistán. Si se toma Mingora, una ciudad que ha estado controlada por los talibanes durante varias semanas, el Ejército paquistaní podría arrogarse la recuperación de la región del Swat.

Intersecciones

El Ejército se ha hecho con el control de varias intersecciones importantes y tres plazas de Mingora se encuentran ya bajo su control, incluida la famosa Green Square, usada por los integristas en el pasado para ejecuciones sumarias, según el canal televisivo Geo. Fuentes militares citadas por esta agencia aseguran que los combates continúan en las calles de la ciudad contra los talibanes, fuertemente armados, en puntos como el distrito de Nawa Kilay y los suburbios de Qambar.

En un comunicado, el Ejército de Pakistán aseguraba ayer que en las últimas 24 horas diez insurgentes y tres soldados han muerto en distintos puntos del conflictivo valle de Swat, mientras que otros seis militares resultaron heridos. Según la nota, 14 insurgentes han sido detenidos en Mingora, donde varias importantes intersecciones y plazas de Mingora se encuentran ya bajo control del Ejército, incluida la famosa Green Chowk, usada por los integristas para ejecuciones sumarias.

De acuerdo con el Ejército, cinco insurgentes han muerto en combates en la ciudad, mientras que los otros cinco fueron abatidos en el área de Malam Jabba. Un general paquistaní, citado por la BBC, ha explicado que el ritmo de la ofensiva es «muy lento», ya que «es una tarea extremadamente difícil y peligrosa, porque hay que ir calle a calle y casa por casa».