La distinta visión histórica de la Segunda Guerra Mundial marcó su 70 aniversario, que ayer en Gdansk reunió a representantes de veinte países, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro ruso, Vladimir Putin, quien una vez más eludió pedir perdón por los crímenes cometidos por la URSS. «Hoy hace 70 años comenzó con la invasión alemana de Polonia el más trágico capítulo en la historia de Europa, que trajo años de injusticia y humillación para Europa», admitió la jefa del gobierno germano, quien tras recordar a los 60 millones de muertos como consecuencia del conflicto, subrayó que «no existen palabras que puedan describir ni tan siquiera de cerca el sufrimiento de esa guerra y del Holocausto».
El primer ministro ruso también recordó a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial a manos de los «verdugos» nazis y, aunque condenó el pacto Ribbentrop-Molotov (tratado secreto por el que la Alemania nazi y la Unión Soviética se repartieron Polonia en 1939), evitó referirse a las atrocidades cometidas por el ejército soviético durante esos años, como la masacre de Katyn (en la actual Ucrania).
Ambos mandatarios coincidieron en afirmar la importancia de mirar hacia el futuro y el hecho de que, como dijo Putin, Europa ha pasado de ser «el continente del horror al continente de la libertad y la paz».
Vista atrás
Putin también reiteró su deseo de que Rusia participe en la construcción del nuevo mundo y recordó que su país ha sabido reconocer errores del pasado.
En su intervención, el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, decidió volver la vista atrás y sí se refirió a la represión soviética y a la masacre de Katyn, donde más de 20.000 oficiales y miembros de la élite polaca fueron asesinados por orden de Stalin.
«Comparar Katyn con la muerte de presos soviéticos no es el camino hacia la reconciliación», señaló Kaczynski, quien horas antes había sorprendido al equiparar los acontecimientos de Katyn con el Holocausto, algo que mereció críticas de los medios de comunicación polacos ante la desproporción de la comparación.
El presidente del Parlamento Europeo, el también polaco Jerzy Buzek, elogió la lucha de Polonia «contra el fascismo» y no olvidó referirse a la importancia de mantener la memoria histórica.
Cajón
«La historia no se puede guardar en un cajón», dijo Buzek, quien añadió que es importante que Europa no vuelva a construir un nuevo muro de Berlín, por ejemplo mediante «la manipulación de la historia o el juego con los recursos energéticos».
También el primer ministro francés, François Fillion, tuvo palabras de elogio hacia Polonia por el papel que este país jugó en la contienda y, posteriormente, durante los años 80, lo hicieron bajo el estandarte de la solidaridad para derrotar al comunismo. Polonia fue una de las principales víctimas de la Segunda Guerra Mundial, que acabó con cerca de seis millones de polacos muertos, incluidos judíos, un veinte por ciento de la población polaca de aquel momento.
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