En entrevista con cuatro agencias de prensa, Calmy-Rey admitió que el significado de la votación está claro: «Quedará prohibida la construcción de mezquitas con minaretes, las cuatro existentes en Suiza que los tienen seguirán ahí y se podrán construir nuevas mezquitas pero sin ellos, y los musulmanes podrán seguir rezando los viernes». La ministra no ocultó la consternación que ha creado este resultado -que no hacían prever las encuestas- y el temor por el daño que hará a la imagen de Suiza e, incluso, a sus intereses económicos y de otro tipo.
Entre las razones que han llevado a una mayoría de suizos a votar contra los minaretes -e indirectamente contra la presencia de musulmanes en el país- Calmy-Rey aseguró que ha habido «una instrumentalización muy bien hecha» por parte de los partidos de la derecha nacionalista que promovieron la iniciativa y apelaron al miedo y a otros prejuicios.
Tampoco excluyó que la crisis diplomática que Berna vive con Libia por mantener desde hace más de un año a dos ciudadanos suizos retenidos, haya «desempeñado un papel». «El Consejo Federal (Gobierno) va a reforzar el diálogo con la comunidad musulmana» porque, «la paz religiosa es un elemento esencial del éxito de la imagen de Suiza», afirmó.
Amnistía Internacional (AI) se mostró «consternada» por la aprobación en referéndum. En un comunicado, AI señala que «la prohibición total de construir minaretes representa una violación de la libertad de religión, incompatible con las convenciones firmadas por Suiza».
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