Blair pidió cuestionar cómo sería el mundo si Sadam Husein siguiera en el poder en Bagdad y sugirió que una operación militar como la desarrollada para derrocar a su régimen hace ocho años podría ser conveniente en la actualidad contra el Gobierno de Irán.
Destrucción masiva
El actual enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio manifestó que las políticas de Irán le producen un temor mayor que el que le generó el Irak de Sadam Husein, ante el riesgo de que Teherán suministre armas de destrucción masiva a grupos terroristas.
Blair, que precisó que esta posición fue suya y «británica», y no de EEUU, compareció durante más de seis horas ante la comisión independiente que investiga la guerra de Irak, en una sesión en la que no hubo lugar para la autocrítica ni para el arrepentimiento y en la que el ex líder laborista optó por aplicar la estrategia de que «la mejor defensa es un buen ataque».
Al ser preguntado sobre su estrategia sobre Irak, Blair dijo que antes del 11-S creía que Sadam Husein podía ser controlado con una «política de contención», a través de sanciones.
«El cálculo de riesgo cambió con los ataques en EEUU, en los que murieron más de 3.000 personas. Si esa gente, inspirada por fanatismos religiosos, hubiese podido matar a 30.000 lo habrían hecho, entonces llegué a la conclusión de que no se podían asumir riesgos en este asunto», afirmó.
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