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El histórico líder islámico tunecino Rachid Gannuchi regresó ayer a Túnez después de vivir dos décadas de exilio, donde varios miles de enfervorecidos seguidores lo recibieron al grito de «el pueblo es musulmán y el pueblo no se rinde».

En la mayor concentración política registrada en el país desde la caída del presidente Ben Alí, el pasado 14 de enero, más de dos mil seguidores de Gannuchi y del movimiento islamista que preside, An Nahda (El Renacimiento, en árabe), abarrotaron la sala de llegadas del aeropuerto para recibir a su dirigente, que llegó a Túnez procedente de Londres.

«Hoy vuelve Gannuchi a su pueblo, a su país, para ver cumplidos sus derechos políticos», dijo a Efe Mohamed al Behiri, miembro del comité ejecutivo de An Nahda.

«La presencia hoy (ayer) de Gannuchi es una muestra de la libertad y de que todos los tunecinos, sin excepción, gozan de libertad», agregó, antes de subrayar que «lo que hoy ha ocurrido era impensable antes del 14 de enero».

La expectación se convirtió en histeria cuando Gannuchi apareció en el «hall», lo que le obligó a ser escoltado por decenas de seguidores para protegerlo de una avalancha de gente.