Nacida en Turín el 22 de abril de 1909 en el seno de una familia judía, fue reconocida con el Premio Nobel de Medicina en 1986 junto a Stanley Cohen por sus investigaciones sobre el crecimiento de las células neurológicas.
Las condiciones de salud de Montalcin, que se encontraba en su casa en la capital italiana con algunos de sus allegados, empeoraron en torno al mediodía de hoy y falleció alrededor de las 14.00 hora local (13.00 GMT).
Su sobrina, Piera Levi-Montalcini, explicó que «falleció tras el almuerzo» y señaló que «se apagó como se puede apagar una larga y trabajosa existencia que fue feliz, sobre todo en los momentos de trabajo», en declaraciones recogidas por el diario turinés «La Stampa».
«Está claro que, si se tiene en cuenta la edad, no podemos decir que no nos lo esperábamos, pero el vacío que deja no logro todavía imaginármelo», agregó.
Tras conocer la noticia, el primer ministro italiano, Mario Monti, expresó su «profundo dolor y condolencias» y recordó a la investigadora que «ha dado esplendor a Italia y a la investigación científica con el Premio Nobel» recibido en 1986, pero «sobre todo» quiso recalcar «el ejemplo» de esta mujer «carismática y tenaz, que luchó toda la vida para defender los valores en los que creía».
También el Vaticano se hizo eco del pesar por la pérdida de la investigadora y el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, se refirió a ella como «una figura eminente, no solo por sus altos méritos científicos, sino también por su compromiso civil y moral que la convirtieron en una inspiración para la comunidad italiana e internacional».
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, por su parte, aseguró que con la muerte de Moltalcini desaparece «una personalidad extraordinaria, una mujer que en su larga y espléndida vida mostró un compromiso, una fuerza y un ingenio extraordinarios».
Montalcini se doctoró en Medicina por la Universidad de Turín en 1936, con una tesis dirigida por el histólogo Giuseppe Levi, tras lo que trabajó en la universidad turinesa hasta 1939.
Al comenzar la II Guerra Mundial y debido a las amenazas de persecuciones antisemitas se trasladó a Bruselas, donde colaboró en el Instituto Neurológico durante un año.
En 1940, y tras la entrada de las tropas de Hitler en Bélgica, regresó de nuevo a Italia y organizó en su casa un pequeño laboratorio de neuroembriologia experimental.
Durante la guerra vivió clandestinamente en Florencia y ejerció como médico de las tropas estadounidenses para, una vez finalizada la contienda, reincorporarse a la Universidad de Turín como ayudante del profesor Giuseppe Levi.
En 1947 se trasladó Estados Unidos tras la invitación del profesor Viktor Hamburguer para ir a la Washington University de St. Louis, donde ejerció la investigación y la docencia en la cátedra de Neurobiología.
Entre 1954 y 1960 trabajó junto al bioquímico estadounidense Stanley Cohen en la identificación del factor de crecimiento y un año después fundó en Roma un Centro de Investigación sobre el NGF ("nerve growth factor», factor de crecimiento nervioso).
En 1969, tomando como base ese centro, se creó el Instituto de Biología Celular, del que ocupó la dirección, pasando a vivir a caballo entre St. Louis y Roma, hasta establecerse de forma definitiva en la capital italiana en 1977.
En 1986, la Academia de las Ciencias sueca les otorgó, a ella y a Stanley Cohen, el Premio Nobel de Medicina, como reconocimiento a sus investigaciones sobre el crecimiento de las células neurológicas.
Entre los premios que la doctora Levi ha recibido a lo largo de su carrera figuran también dos galardones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España: el Diploma Internacional Ramón y Cajal, instaurado con motivo del primer centenario de la teoría neuronal del científico español y que le fue concedido en 1988, y la Medalla de Oro 1990.
El 1 de agosto de 2001 fue nombrada senadora vitalicia por el entonces presidente de la República italiana, Carlo Azeglio Ciampi.
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