El presidente francés, François Hollande, durante su comparecencia ante la prensa. | PHILIPPE WOJAZER

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El presidente francés, François Hollande, aseguró ayer que los asuntos privados se tratan «en privado» y rehusó pronunciarse sobre la polémica surgida en torno a su situación sentimental.

El presidente francés declaró durante su comparecencia ante casi 700 periodistas no era «ni en lugar ni el momento» para hablar sobre su situación personal, preguntado sobre si su pareja, Valérie Trierweiler, sigue siendo la «primera dama» del país, aunque ha prometido clarificar la situación de ésta antes del viaje oficial que tiene previsto realizar en febrero a Estados Unidos.

Devolver la fortaleza a Francia

Ya en lo estrictamente político, Hollande ha anunciado un nuevo impulso reformista para ir «más deprisa y más lejos» en la acción de su Gobierno y «devolver» al país la fortaleza económica perdida.

En la conferencia de prensa semestral para hacer balance de su gestión, el líder galo aseguró que la tendencia de la recuperación está «apuntada», por lo que en 2014 será necesario «fortalecerla», con la mirada puesta en la creación de empleo.

En este sentido, el presidente abundó en el «pacto de responsabilidad» que ya desveló en su discurso anual de Año Nuevo, cuando propuso a los empresarios ventajas económicas a cambio de crear puestos de trabajo.

Ese «pacto», que Hollande quiere situar en el centro de su mandato y cuyos resultados sitúa al término del mismo en 2017, tendrá cuatro ejes básicos, que el presidente detalló ante la prensa.

Reducción de las cotizaciones

En primer lugar, propuso proseguir con la bajada de los impuestos patronales, que supondrá una reducción de cotizaciones del 14 por ciento este año y del 6 % suplementario en 2015.

«De aquí a 2017, las empresas, los autónomos no pagarán cotizaciones familiares», expuso Hollande, que cifró el ahorro para los patronos en 30.000 millones de euros.

Junto a ello, Hollande dijo que se modernizará la fiscalidad empresarial y se disminuirá el número de tasas, además de simplificarse normas «inútiles y demasiado costosas» para que la creación de una empresa sea más sencillo.

Ante todas estas ventajas empresariales, Hollande exigió a los patronos «contrapartidas», que deben estar «cifradas en términos de creación de empleos», de formación, de salarios y de modernización del diálogo social.

En paralelo a este «pacto de responsabilidad», que definió como «el más importante» de la Historia de Francia, Hollande se comprometió a afrontar los recortes en la Administración que exige la patronal.

En este sentido, anunció un programa de ahorros de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2017, lo que supone un 4 % del gasto de la Administración, muy por encima de los 15.000 millones de recortes que incluye el presupuesto de este año.

Pero Hollande precisó que no serán «recortes ciegos, como los que se hicieron en el pasado, injustos», sino que estarán basados en «reformas estructurales» y en una «redefinición de las misiones del Estado».

El presidente aseguró que se basará en el modelo llevado a cabo en los países escandinavos y que preservará el modelo social.