Concretamente, la USAID busca un traje que solvente algunos problemas de rendimiento hallados en los trajes NBQ que se emplean en la actualidad, en particular cuando se someten a un uso prolongado.
«Queremos soluciones para desarrollar trajes que permitan trabajar durante un período más largo, con nuevos materiales de aislamiento (nanofibras, nuevos polímeros), pero más transpirables y permeables», según las bases del concurso.
Además, la USAID valorará especialmente los modelos que puedan ser «completamente reutilizables» y «compatibles con nuevas tecnologías de refrigeración». No han sido pocas las veces en las que los usuarios de los NBQ se han quejado de la dificultad para respirar y del intenso calor que experimentan cuando se ven obligados a trabajar durante horas con estos trajes, en particular en el duro clima de los países africanos foco de la enfermedad.
El concurso no hace mención a un estándar fijo de traje, dando a entender su objetivo de explotar la imaginación de los participantes para desarrollar el traje más eficaz posible: uno que no solo puedan emplear los médicos y voluntarios que trabajan en las trincheras contra la enfermedad, sino otros implicados de manera menos directa, como oficiales aduaneros y enterradores.
USAID pide además a los participantes que tengan en cuenta que cualquier solución que propongan deberá contemplar su uso inmediato: de dos a tres meses una vez completada la financiación inicial del proyecto ganador, para enviar los prototipos a los países afectados tan rápido como sea posible.
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