El vídeo, que fue publicado en foros yihadistas, muestra a un supuesto terrorista enmascarado que justifica el asesinato como venganza por la quema de otros cuatro supuestos civiles suníes por parte de los milicianos chiíes.
En las imágenes, cuya autenticidad no pudo ser comprobada, puede verse a las cuatro víctimas vestidas con el habitual mono naranja que utiliza el EI en sus asesinatos y colgadas de pies y manos, antes de que los terroristas les prendan fuego.
La grabación, de cinco minutos y medio de duración, comienza con un extracto del discurso de Abdelmahdi al Kerbalai, uno de los portavoces de la máxima autoridad religiosa chií en Irak, Ali al Sistani, en el que ofrece su apoyo a las milicias de la «Multitud Popular».
Después se muestran unas imágenes en las que supuestamente los milicianos chiíes queman vivos a los presuntos civiles suníes.
Antes de ser asesinados, los hombres realizan unas declaraciones en las que reconocen ser miembros de esa milicia chií, a la que piden cesar su batalla contra el EI.
En su discurso previo a la ejecución extrajudicial, el encapuchado justificó su acción: «Hoy es el momento de la venganza, estamos agrediéndolos de la misma manera que ellos atentaron contra nuestros hermanos».
Además, subrayó que «el chiísmo fue creado por una sola razón: luchar contra el islam y los musulmanes».
Las víctimas, tres de ellas de la misma familia, son conducidas descalzas al lugar del asesinato antes de ser atadas e incendiadas.
El vídeo, firmado por la oficina mediática del EI en la provincia occidental iraquí de Al Anbar, lleva como título un versículo del Corán que reza así: «Si castigáis, castigad de la misma manera en la que se os ha castigado».
Sin embargo, el EI obvió la continuación de esa frase en el libro sagrado para los musulmanes: «Si tenéis paciencia, es mejor para vosotros», prosigue el texto.
Los esfuerzos de las autoridades iraquíes, apoyadas por milicias chiíes, se centran actualmente en recuperar el control de toda la provincia de Al Anbar y especialmente de su capital, Ramadi, en la que los yihadistas irrumpieron a mediados del pasado mayo.
Irak afronta desde junio de 2014 una cruenta guerra contra el EI, que conquistó amplias zonas de su territorio y proclamó un califato en este país y en la vecina Siria, donde impuso el terror, el hambre y el desplazamiento de miles de personas.
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