Una fuente de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) confirmó que unas pruebas de laboratorio habían dado positivo en gas mostaza, después de que unos 35 efectivos kurdos se enfermaran en el campo de batalla en agosto pasado.
El diplomático, quien habló bajo condición de anonimato porque los hallazgos aún no fueron difundidos, dijo que el resultado confirmó que las armas químicas habían sido usadas por combatientes del Estado Islámico.
Las muestras fueron tomadas después de que los soldados se enfermaran durante el combate contra militantes del Estado Islámico al sudoeste de Erbil, capital de la autónoma región kurda de Irak.
El OPAQ ya concluyó en octubre que el gas mostaza fue usado el año pasado por última vez en la vecina Siria. El Estado Islámico ha declarado un «califato» en el territorio que controla tanto en Irak como Siria, y no reconoce la frontera entre ambas naciones.
Los expertos creen que el gas mostaza provino de una reserva química siria no declarada o que los militantes adquirieron el conocimiento básico para desarrollar y realizar un ataque de este tipo con cohetes y morteros.
El arsenal químico de Irak fue destruido casi totalmente en la era de Saddam, aunque soldados estadounidenses encontraron algunas municiones químicas de esa época durante la ocupación estadounidense de 2003-2011.
Siria entregó sus propias armas químicas, incluyendo las reservas de gas mostaza, bajo la supervisión internacional después de que cientos de civiles murieron por gas nervioso sarín en un suburbio de Damasco en 2013, un ataque que los países occidentales culpan al gobierno del presidente Bashar al-Assad, quien lo niega.
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