El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante la cena de corresponsales celebrada en la Casa Blanca. | Reuters

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El presidente estadounidense, Barack Obama, bromeó la noche del sábado sobre su vida fuera de la Casa Blanca como «comandante del sofá», y aventuró que Hillary Clinton será su sucesora, a la vez que aprovechó para cargar contra la inexperiencia internacional y el mal humor en las redes sociales de Donald Trump.

«El próximo año otra persona estará en este lugar, y es difícil saber quién será ella», afirmó Obama su último discurso en la tradicional cena de corresponsales de la Casa Blanca, cargada de ironía, en referencia a la favorita para la candidatura demócrata, Hillary Clinton.

«Y yo», agregó, «pasaré de comandante en jefe a comandante del sofá».

Unos 3.000 invitados se congregaron en el gran salón del Hotel Hilton para homenajear a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, en un evento que pretende acercar con humor las labores de los periodistas que cubren la información del presidente y los funcionarios de la Administración de EEUU.

Como era de esperar, Obama no pudo evitar hablar del controvertido magnate neoyorquino Donald Trump, actual favorito a la candidatura presidencial republicana, y que se ha convertido en la sensación de la campaña electoral.

«No quiero gastar demasiado tiempo con Donald. Siguiendo vuestro ejemplo, quiero mostrar algo de contención», dijo, en un dardo poco velado a la prensa estadounidense sobre la amplia cobertura mediática que se le da a Trump.

«¿Está en casa comiéndose un filete Trump y lanzando insultos en Twitter a Angela Merkel?», se preguntó Obama entre risas sobre los arrebatos de furia del magnate en las redes sociales.

También se refirió a las críticas vertidas sobre el favorito aspirante a la candidatura republicana y su falta de experiencia en política internacional.

«Ha pasado años reuniéndose con líderes de todo el mundo: Miss Suecia, Miss Argentina», sentenció Obama, sobre el concurso Miss Universo gestionado por Trump.

Entre los asistentes, figuraba la elite política y mediática estadounidense, y en esta ocasión también estaban el senador Bernie Sanders, aspirante a la candidatura presidencial demócrata y rival de Clinton, y el periodista del Washington Post Jason Rezaian, recientemente liberado tras pasar más de un año en la cárcel en Irán.