Fotografía facilitada por la Agencia de Noticias siria (SANA) que muestra a un hombre herido a quien trasladan al hospital en Alepo. | Efe

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El descenso al abismo de Alepo, la peor crisis humanitaria de Naciones Unidas. La sangría de Siria parece que ya no es noticia porque la constante avalancha de datos y de desastres, uno tras otro, acaban por hacer que el oído, los ojos y la mente se nos acostumbren al horror.

Sólo en un año, los bombardeos rusos en Siria han dejado más de 9.300 muertos, de los que 3.800 son civiles, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. En Alepo, la ciudad sitiada, han fallecido en los últimos cinco días más de un centenar de menores.

Se cumple un año desde que Rusia decidiera lanzar su operación militar en Siria con el fin de apoyar al régimen de Bashar al-Asad en «la lucha contra el terrorismo» y con el objetivo, en principio, de bombardear a los grupos terroristas, tanto al Estado Islámico como el antiguo Frente al Nusra.

Pero no ha sido así. Occidente, la ONU y las ONG's presentes en la zona han denunciado que los bombardeos rusos han tenido a civiles, hospitales e incluso la ayuda humanitaria -durante una supuesta tregua- entre sus objetivos y entre sus listas de muertos o heridos.

Según el Observatorio, con sede en Londres, desde el 30 de septiembre de 2015 hasta el amanecer del 30 del mismo mes un año después, han muerto 3.804 civiles por los bombardeos rusos, de los que 906 son niños y 561 mujeres.

Armas químicas 'Thermite' dentro de las bombas

El Observatorio ha destacado que Rusia ha usado recientemente en sus bombardeos aéreos una sustancia llamada 'Thermite', compuesta de polvo de aluminio y óxido de hierro y que causa quemaduras porque sigue ardiendo durante unos 180 segundos y se encuentra dentro de las bombas. El 'Thermite' y que cuando estallan alcanzan a personas y vehículos a entre 20 y 30 metros.

El Observatorio quiere «enviar un mensaje a la comunidad internacional, llevado por los gritos y el dolor del pueblo sirio», y ha confiado que sus datos «remuevan las conciencias de esta comunidad para actuar con el fin de parar de forma inmediata los asesinatos contra los ciudadanos sirios y para llevar a los criminales ante tribunales internacionales especializados para que sean castigados».

Cinco años de guerra y de espanto pero ¿qué estará sucediendo ahora en Alepo para que la ONU diga ahora mismo que se enfrentan a la peor catástrofe humanitaria de lo que hasta ahora se ha presenciado?¿Qué más queda por contemplar?

¿Qué más puede estar sucediendo que no hayamos escuchado en las noticias diarias? ¿Los bombardeos? ,¿Las muertes diarias?, ¿el hambre, el miedo de la población?...etc.

Alepo está en el precipicio

Todo eso continúa. No hay nada que se haya evitado durante los años de guerra. Lo que sucede es que la miseria se van sumando y Alepo está «al borde del precipicio». Así es como lo describe el máximo funcionario de Naciones Unidas, Stephen O'Brien.

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«Siria está sangrando. Sus ciudadanos están muriendo. Todos oímos su grito de ayuda», dice O'Brien. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmaba en el último Consejo de Seguridad celebrado el miércoles que lo que está sucediendo en Siria «son crímenes de guerra» y que los responsables «deberán rendir cuentas» ante la comunidad internacional.

Las Organizaciones No Gubernamentales que están en la zona, desde la Media Luna Roja, Médicos sin Fronteras hasta quienes reciben a los que consiguen huir del horror como Proactiva Open Arms, entre otros, defienden que las partes en conflicto no quieren testigos. Por eso apenas existen periodistas que cubran lo que está padeciendo la población. Por eso los médicos y hospitales son objetivo de las balas y los bombardeos. Las partes en conflicto no quieren espectadores. Sólo damnificados por sus actos.

Según la ONU, los últimos ataques en Alepo han dejado al menos 320 civiles muertos, de los que un centenar son niños, además de 765 heridos. Por ello, el coordinador de Ayuda Humanitaria ha insistido en la urgencia de una tregua semana de 48 horas que permita la entrada de asistencia.

300 niños muertos o heridos en los últimos cinco días

Las cifras exactas son muy difíciles de destacar porque nadie es capaz de evaluar 'de facto' cuál es la situación en realidad. Por eso, Save the Children denuncia que 300 niños han muerto o resultado heridos sólo en los últimos cinco días de bombardeos de la aviación rusa sobre el este de Alepo. Los colegios 'bajo tierra' ya no son seguros. 100.000 niños en edad escolar no podrán si quiera asistir a las clases subterráneas. Ni siquiera tendrán ese alivio de normalidad dentro del desastre. Guerra que algunos menores viven desde que tienen uso de razón.

En concreto, Save the Children apoya 13 colegios en Alepo, ocho de esas escuelas trasladaron sus clases a los sótanos en los últimos dos años pero el terror de los niños «con tan solo escuchar los sonidos de las bombas genera un estado de pánico y de terror inigualables», dice Omar, director de una de estas escuelas, quien asegura además que «las bombas antibúnker tienen la capacidad de destruir refugios subterráneos y sótanos».

Según ha explicado la ONG, este tipo de bombas son capaces de no detonarse cuando perforan el suelo y estallan una vez que llegan a los cuatro o cinco metros de profundidad. Este tipo de bombas, conocidas también como «bombas terremoto», están diseñadas para destruir instalaciones militares y tienen un sistema de retardo que produce una gran explosión bajo tierra.

Niños sacados de entre los escombros

«Ahora tenemos más probabilidades de ver cómo los niños son sacados de los escombros o verlos en el suelo de un hospital que verlos sentados en sus pupitres», ha lamentado el director de Save the Children en el noroeste de Siria, Nick Finney.

«No vamos al colegio porque los aviones lanzan bombas constantemente. Cuando escuchamos un avión nos sentamos en el suelo con miedo a que las cosas se caigan encima de nosotros», ha relatado Amjad, un niño de 12 años residente en Alepo.

La ONU responsabiliza sobre todo al Gobierno

El máximo funcionario de la ONU, Stephen O'Brien señala además de que la violencia en Alepo no es exclusiva del ejército sirio y que las violaciones a las leyes humanitarias provienen de todas las partes enfrentadas; no obstante, subrayó, el grueso de los ataques es responsabilidad del gobierno.

Reiteró que los «sitiar una ciudad» no es un arma de guerra sino una transgresión flagrante de la ley internacional que se suma a las atrocidades que tienen lugar en Siria.