En la colisión - que tuvo lugar en la tarde de este lunes aunque se conoció este martes - se vieron implicados un helicóptero de maniobra y asalto Cougar y otro de combate Tigre, que habían acudido en apoyo de un comando que perseguía a un grupo de terroristas localizados horas antes.
El suceso tuvo lugar en la región del Liptako maliense, fronteriza con Níger y Burkina Faso, y donde las fuerzas francesas de la operación antiterrorista Barkhane concentran su trabajo desde hace meses.
El pasado 1 de noviembre, el Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS) mató allí a 49 soldados malienses en un ataque contra una base militar local en la localidad de Indelimane.
La misión en la que se produjo el accidente fue lanzada al sur de la carretera que une las localidades de Gao y Ménaka. El primer comando llegó a la zona hacia las 17.10 de la tarde y vio al grupo enemigo, que se movía con pick-ups y motos, según detalló este martes el general François Lecointre, jefe del Estado Mayor francés. El comando pidió refuerzos aéreos, que se materializaron en ese helicóptero Cougar, en dos Tigre y en una patrulla de cazas Mirage 2000.
La ministra francesa de Defensa, Florence Parly, destacó que era noche cerrada y no había apenas visibilidad. Los dos helicópteros siniestrados, que chocaron entre sí sin que hubiera supervivientes a bordo, volaban a poca altura y, como es habitual en ese tipo de aparatos, no tenían un dispositivo anticolisión.
Entre los militares fallecidos había seis oficiales, seis suboficiales y un cabo mayor. Los pilotos tenían experiencia y ya habían estado en ese escenario, añadió el general Lecointre, a la espera de que la investigación abierta y las respectivas cajas negras esclarezcan las circunstancias exactas de lo sucedido.
«Esos trece héroes solo tenían un objetivo: protegernos», dijo en Twitter el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
La gravedad de lo sucedido hizo que la primera comunicación del accidente estuviera en manos del Palacio del Elíseo (sede de la Presidencia), con un comunicado en el que el mandatario también alabó la valentía de los militares franceses destinados en el Sahel y su determinación a la hora de cumplir su misión contra el yihadismo.
La operación Barkhane moviliza a 4.500 soldados y fue creada en agosto de 2014 como sucesora de la misión Serval, que París lanzó en 2013 para impedir que los grupos yihadistas que se habían hecho fuertes en el norte y el centro de Mali consiguieran el control de todo el país.
El accidente de esta semana es la peor tragedia registrada por las Fuerzas Armadas francesas desde el atentado suicida que sufrió su contingente en el Líbano en octubre de 1983, en el que murieron 58 militares franceses.
El consenso político en Francia fue unánime a la hora de lamentar lo sucedido, aunque el grupo izquierdista La Francia Insumisa consideró que es hora de tener «una discusión seria y racional para plantear las vías de salida de una guerra a la que numerosos compatriotas y malienses no ven el sentido».
Francia también recibió el apoyo de otros países: España ha ofrecido su colaboración para el traslado de los trece militares fallecidos, y el presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keita, expresó sus «conmovidas» condolencias a su homólogo francés.
El accidente, según el Ejecutivo galo, no pone en cuestión la implicación de las fuerzas francesas en la zona. «Los soldados sabían qué era la guerra y el combate y se comprometieron conscientes del peso que tenían sobre sus espaldas», indicó el primer ministro, Édouard Philippe.
La Asamblea Nacional francesa guardó este martes un minuto de silencio en honor de los fallecidos, y las autoridades francesas organizarán un homenaje nacional en el Palacio de los Inválidos de París «en los próximos días».
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