Islandia solo ha registrado diez muertes por COVID-19, la última a mediados de abril, y actualmente solo hay un paciente hospitalizado por la enfermedad. Tras llegar hace unas semanas a los 27 nuevos positivos por 100.000 habitantes, la tasa de contagio ha vuelto a bajar a menos de 20 casos. | Reuters

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Las autoridades islandesas comenzaron a obligar este miércoles a todos los viajeros que entren al país a pasar un doble test de coronavirus o someterse a una cuarentena de 14 días por los rebrotes y el aumento de positivos registrados en las últimas semanas.

Islandia ya aplicaba desde el 15 de junio, cuando abrió sin restricciones sus fronteras a todos los ciudadanos del espacio Schengen y de Reino Unido, un sistema que obligaba a elegir entre cuarentena o pasar un test.

El test fue gratuito hasta el 1 de julio, cuando la apertura de fronteras incluyó también a viajeros de otros países: a partir de entonces, cuesta unos 60 euros, salvo para menores de 14 años, aunque las autoridades excluyeron luego a viajeros de áreas de bajo contagio.

A partir de ahora quienes viajen a Islandia, que deberán registrarse previamente como hasta ahora, deberán someterse a dos test PCR, si optan por no aislarse durante 14 días: uno al llegar y otro cinco o seis días después, gratuito, para minimizar el riesgo de falsos negativos.

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Durante el período de espera entre las dos pruebas, será obligatorio guardar cuarentena.
«Dado el repunte de contagios en el mundo y el efecto que una pequeña infección puede tener en el funcionamiento de la sociedad, el Gobierno ha decidido reforzar las medidas de control para limitar aún más el número de infecciones que entran en el país», señaló en un comunicado la primera ministra, Katrín Jakobsdóttir.

Las nuevas medidas serán revisadas en un plazo sin especificar, de acuerdo con la evolución de la situación epidémica, tanto en Islandia como a nivel internacional, han resaltado las autoridades.

La implantación de un test obligatorio hace dos meses ya provocó críticas de las empresas turísticas (uno de los principales sectores de la economía islandesa), que consideraban que podía tener un efecto disuasorio sobre los viajeros.

Gracias a una estrategia masiva de test y de rastreo de contactos, aparte de su situación geográfica y demográfica (una isla de unos 360.000 habitantes en el Atlántico norte), Islandia es uno de los países europeos que mejor ha controlado la pandemia.

Islandia solo ha registrado diez muertes por COVID-19, la última a mediados de abril, y actualmente solo hay un paciente hospitalizado por la enfermedad. Tras llegar hace unas semanas a los 27 nuevos positivos por 100.000 habitantes, la tasa de contagio ha vuelto a bajar a menos de 20 casos.