Santi Alverú en una captura de sus historias de Instagram. | Instagram

TW
1

El colaborador de Zapeando Santi Alverú ha vivido unas horas complicadas en Ucrania. El humorista se encontraba este jueves en el país cuando comenzaron los ataques por parte del ejército ruso, unos duros momentos que el artista ha querido relatar a través de sus historias de Instagram. «Qué locura, qué locura. Frontera con Polonia. No se mueve nada, hay un atasco increíble... Pero bueno, dentro de lo malo, la frontera parece un lugar seguro porque al ser Polonia un aliado europeo, en teoría, no pueden entrar tropas rusas por aquí», ha explicado la mañana de este viernes en la conocida red social. Alverú había viajado al país para rodar un reportaje sobre unos amigos cómicos que tiene en Kiev cuando se vio sorprendido por los bombardeos.

Por suerte, pudo coger un autobús por la mañana en la capital, tal y como ha detallado en una entrevista en Onda vasca: «Pensaba que esto no iba a ser así, y ha sido una irresponsabilidad por mi parte», ha reconocido. «Estoy a escasos metros de Polonia y por lo que nos han dicho parece que nos dejarán pasar sin problemas, ahora nos toca esperar. Hay varias filas dependiendo del tipo de vehículos: a la fila de autobuses nos han permitido llegar muy cerca de la frontera, en la de coches calculo que habrá unas retenciones de unos 30 kilómetros», ha detallado.

Noticias relacionadas

Respecto a su lugar de destino ha sido claro: «Con que me saque de aquí, ya veré donde me quedo. Aunque en un principio el billete es hacia Praga». En este recorrido ha podido conocer a muchas personas, que le han contado los duros momentos por los que están pasando: «Los ucranianos me han contado que no lo tienen fácil para salir. Los hombres entre 18 y 60 años no pueden salir del país porque tienen que quedarse por si les necesita el ejército».

Por este motivo, la mayoría de pasajeros son «mujeres ucranianas», aunque también ha coincidido con algunos alemanes y una chicas de Londres. El actor ha aprovechado la entrevista para hacer una importante reflexión: «Es dramático, sigo sano y salvo gracias a una chica ucraniana que me dejó comprar un billete de autobús con su móvil y gracias a una pareja que me llevó del hotel a una estación de autobuses. A esta gente le debo todo y están muriendo, no tiene sentido. Esto es terrible», ha indicado visiblemente afectado.