Los residentes de esta zona occidental fueron hallados sin vida en la calle, en vehículos o en casas. La policía de Búfalo emitió este lunes un nuevo comunicado advirtiendo de que continúa vigente la prohibición de conducir, debido al mal estado de las carreteras, las bajas temperaturas y la escasa visibilidad. El aeropuerto de la ciudad permanece cerrado.
El domingo la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, había informado de la muerte de siete personas y asegurado que continuaban las operaciones de rescate. Las autoridades prohibieron desde el fin de semana los viajes por carretera en seis condados del noroeste del estado (Erie, Niagara, Chautauqua, Orleans, Jefferson y St. Lawrence). Las temperaturas permanecen este lunes gélidas y más frías de lo habitual en gran parte del este de Estados Unidos tras el paso de la tormenta. «Gran parte del este de Estados Unidos seguirá congelado este lunes y comenzará una tendencia a la moderación el martes», informó en un comunicado el National Weather Service (NWS).
El organismo advirtió de que en algunas zonas sigue siendo «peligroso» viajar por carretera a raíz de la nieve, pero pronosticó que las condiciones mejorarán dentro de un par de días. El sistema eléctrico sigue restableciéndose tras el impacto de la nieve y los vientos huracanados. Unos 100.000 usuarios siguen a oscuras, principalmente en los estados de Maine y Nueva York, según el rastreo del portal Power Outage.
Durante el paso de Elliot, una tormenta provocada por un frente de aire ártico, perdieron la luz cerca de 1,7 millones de usuarios, entre hogares y negocios. Más de 200 millones de estadounidenses, alrededor del 60 % de la población, se ha enfrentado a algún tipo de aviso o advertencia relacionado con el clima invernal y las temperaturas cayeron drásticamente por debajo de lo normal desde el este de las Montañas Rocosas hasta los Apalaches.
La ciudad de Nueva York vivió el día de Navidad una temperatura mínima de 10,5 °C bajo cero, algo no visto desde 1872. Washington, la capital estadounidense, estuvo a 10 °C bajo cero, la Navidad más fría desde 1983; y los termómetros en Tampa, en Florida, bajaron de los cero grados, algo que no ocurría desde 1966.
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