Estos resultados dan, con leves diferencias, un 60 % de los votos a Trump y un 40 % a Haley. Según el sistema electoral de Carolina del Sur, en este estado 'el ganador se lo lleva todo', es decir los 50 delegados que el estado aporta a la Convención Republicana que a partir del 15 de julio nombrará al candidato que oficialmente se enfrentará al demócrata Joe Biden. Trum no ha querido hacer sangre en sus primeras declaraciones, en las que ni siquiera ha citado a Haley por su nombre, pero ha dado las gracias a Carolina del Sur por los resultados en una breve aparición en la fiesta de su campaña en la capital estatal, Columbia. Por su parte, Haley esperó casi dos horas para postear que ella no se retira porque es «una mujer de palabra» y siente que tiene «la obligación» de dar a los electores el derecho a tener una opción diferente a 'Biden contra Trump', un binomio que según ella desaprueba el 70 % de estadounidenses. Más tarde envió un mensaje de texto masivo a sus seguidores que decía: «Soy contable, ya sé que 40 % (su porcentaje de voto) no es 50, pero también sé que 40 % no es un grupo despreciable: hay enormes cantidades de votantes en las primarias republicanas que están pidiendo otra alternativa».
Pero pese a estas palabras, algunos medios, como el Wall Street Journal -considerado la voz de las grandes empresas- ya titula que «la presión crece sobre Haley» para que retire su candidatura ante el contundente resultado de hoy. Tercera victoria para Trump Trump ha ganado ya las primarias en Iowa y en New Hampshire, mientras que Haley no ha ganado en ninguno; incluso en Nevada, donde Trump no se presentaba, la casilla más marcada por los electores no fue la suya sino la de quienes prefirieron a 'ninguno de estos candidatos'. Hasta hoy, Trump tenía 63 delegados contra 17 de Haley; con la victoria de hoy, Trump puede sumar 50 más a su cuenta.
Es cierto que este número de delegados es todavía muy pequeño ante los 2.429 que votarán en al Convención Republicana de junio; es en el llamado 'supermartes' (el próximo 5 de marzo) cuando se decide la suerte de más de 800 delegados en 16 estados, y por ello Haley había prometido llegar al menos hasta esa fecha. Sin embargo, ni ella misma esperaba una derrota tan incontestable, aunque ya ayer, en su último mitin de campaña, el ambiente tenía un tono derrotista y ella no consiguió congregar ni a un millar de personas.
En la jornada electoral, los votantes demócratas se movilizaron a favor de Haley -en realidad, con la esperanza de parar a Trump-, aprovechando que las leyes de este estado permiten votar en las primarias republicanas a personas de otras formaciones políticas. Sin embargo, esta movilización no parece haber pesado fuera de las grandes ciudades, y en el interior de Carolina del Sur el voto blanco, conservador y evangélico -tres mayorías en este estado- ha optado por el candidato que mejor parece encarnar sus valores.
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La democracia no funciona en todos los países. Para que sea un sistema eficaz se necesita un umbral de población educada en los valores democráticos y, ni en España ni en los EE UU, en mi opinión, claro está, existe ese umbral y los votantes se rigen por las tripas en lugar de la cabeza. Por aquí se toman decisiones demasiado viscerales y no se castiga la corrupción con la condena al ostracismo de la formación donde se ha dado el caso; somos muy permisivos si los corruptos son de nuestra cuerda política y los partidos que incluso han sido condenados por casos de corrupción, siguen en la arena política como si nada; así nos va. En los EE. UU. Un país donde la mayoría ve normal el acceso libre a las armas, donde el candidato con mayores posibilidades de ser elegido, tiene indicios claros de un trastorno narcisista maligno de la personalidad, que se asemeja mucho a un psicópata sin empatía, que declara enemigo a todo aquel que no le alaba los caprichos, etc., pues además tiene el añadido de ser una de las potencias más peligrosas del planeta, que ya utilizó armas de destrucción masiva contra población civil (Hiroshima y Nagasaki) y que no fue enjuiciada por crímenes contra la humanidad porque ganaron la guerra. Lo justificaron hasta la saciedad con la maquinaria propagandística del cine, pero con la perspectiva del tiempo no podrán seguir en esa línea. En la convención conservadora con personajes como el desquiciado de Miley, el hijo del golpista Bolsonaro y nuestro flamante Abascal presentes, da miedo pensar hacia dónde nos encaminamos cuando estos negacionistas de la ciencia, muchos de ellos religiosos hasta el tuétano (eso dicen), pero que solo hablan de ayudar al prójimo si no los saca de su zona de confort, defensores de sus negocios por encima de todo, pues es difícil, muy difícil, que tengan el ideal de la justicia y el bien común como bandera.