El presidente de Bolivia Luis Arce (c) agita una bandera boliviana acompañado por su gabinete en un balcón este miércoles. | Luis Gandarillas

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El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció el miércoles un intento de «golpe de estado» contra su gobierno después de que las fuerzas armadas tomaran la plaza central de La Paz y un vehículo blindado embistiera la entrada del palacio presidencial. El izquierdista Arce, de 60 años, ha estado en el cargo desde 2020, cuando ganó decisivamente las elecciones tras una polémica votación en 2019, que llevó a violencia social y a la renuncia del entonces presidente socialista, Evo Morales.

Arce y Morales, que alguna vez fueron aliados y colegas, se han convertido desde entonces en rivales políticos. Ambos aspiran a ganar la presidencia en las elecciones del próximo año y cada uno lidera una facción del partido político dominante Movimiento al Socialismo (MAS). Las luchas internas del partido han alimentado las protestas, al igual que la escasez de dólares y combustible.

Arce, un economista conocido por mantener un perfil personal bajo, fue designado por Morales como ministro de Economía en 2006, dirigiendo la economía del país andino durante más de una década. Sus partidarios le atribuyeron el «milagro» del crecimiento de Bolivia en la década de 2000, que sacó a muchos de la pobreza en una de las naciones más empobrecidas de Sudamérica.

Como ministro de Economía, impulsó la nacionalización de muchos sectores, avivando la ira entre los inversores, y también se benefició por el auge de los precios de las materias primas. Arce elaboró ​​el plan económico para la exitosa campaña presidencial de Morales en 2005, cuando comenzó una administración de casi 14 años, que fracasó hacia el final a medida que el crecimiento se desaceleró y creció la oposición a un cuarto mandato consecutivo de Morales.

La elección de Arce en 2020 pareció traer estabilidad política después de que las elecciones anuladas de 2019 fueran seguidas por la renuncia de Morales, la violencia sangrienta y la presidencia interina de un año de Jeanine Áñez, una congresista de derecha que asumió el poder después de que Morales abandonara el país. Como presidente, Arce ha luchado por administrar una escasez de dólares que ha afectado a la economía y ha llevado a las agencias calificadoras de riesgo a rebajar la calificación de la deuda de Bolivia hasta llegar a territorio «basura».

Su gobierno ha firmado acuerdos con empresas rusas y chinas para desarrollar los enormes pero en gran parte sin explotar recursos de litio, un metal para baterías, aunque los legisladores de la dividida asamblea legislativa aún no han aprobado ningún contrato oficial.