Los jefes de estado de Mali, Assimi Goita, el capitán de Burkina Faso, Ibrahim Traore, y el general de Níger, Abdourahamane Tiani, caminan juntos durante la primera cumbre ordinaria de jefes de estado y de gobierno de la Alianza de Estados del Sahel. | Reuters - Mahamadou Hamidou

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Los grupos yihadistas en Burkina Faso han intensificado los ataques contra civiles, a menudo en represalia contra las comunidades que se niegan a unirse a sus filas o que supuestamente colaboran con los militares gubernamentales, señaló Human Rights Watch este miércoles. Esta nación de África Occidental, dirigida por una junta militar, ha estado luchando contra insurgentes islamistas, algunos de ellos vinculados a Al-Qaeda y Estado Islámico, desde que se extendieron por su territorio desde la vecina Malí hace casi una década.

El líder militar Ibrahim Traore ha presionado para que los civiles desempeñen un papel en la lucha contra la insurgencia, reclutando a miles de auxiliares voluntarios del ejército conocidos como VDP y, más recientemente, exigiendo a los civiles que excaven trincheras defensivas. Los yihadistas han tomado represalias con ataques cada vez más mortíferos contra civiles, según Human Rights Watch (HRW). La organización documentó siete ataques yihadistas entre febrero y junio que causaron la muerte de al menos 128 civiles.

Los insurgentes atacaron aldeas, un campo de desplazados y a fieles de una iglesia católica. La organización Jama'a Nusrat ul-Islam wa al-Muslimin (JNIM), afiliada a al-Qaeda, reivindicó la autoría de seis de los ataques. En el pasado, el grupo ha lanzado varias advertencias contra civiles considerados colaboradores del ejército, y testigos dijeron a HRW que esto motivó los ataques.

En este contexto, la retirada de las fuerzas estadounidenses de Níger concluyó oficialmente este martes, según una declaración conjunta de los departamentos de Defensa de ambos países, que destacan la manera «segura, ordenada y responsable» en la que se ha hecho gracias a la «cooperación y comunicación efectivas entre las fuerzas armadas estadounidenses y nigerinas».

El comunicado indica que el proceso comenzó el 19 de mayo «tras el establecimiento mutuo de las condiciones de retirada» y continuó con la retirada de las fuerzas y el equipo militar estadounidenses de la Base Aérea 101 de Niamey el 7 de julio y de la base aérea 201 en Agadez (norte) el 5 de agosto. Según la nota, el órgano coordinador del Comando África de Estados Unidos, compuesto por un oficial general y su personal, abandonó ya este país de la región del Sahel.

La retirada de las tropas estadounidenses, establecidas desde 2012 en Níger, se produce tras la denuncia por parte de la junta militar en el poder en el país de los acuerdos de defensa que vinculaban a los dos países. El comunicado destaca que el proceso fue posible gracias a la «cooperación y comunicación efectivas entre las fuerzas armadas estadounidenses y nigerinas, que permitieron garantizar una retirada segura, ordenada y responsable, sin complicaciones y en los plazos acordados». Según la declaración, «durante la última década, las tropas estadounidenses han entrenado a las fuerzas nigerinas y han apoyado misiones antiterroristas conjuntas contra el Estado Islámico y Al Qaeda en la región».

«El Departamento de Defensa de Estados Unidos y el Ministerio de Defensa Nacional de Níger -dice la nota- reconocen los sacrificios realizados por las fuerzas de ambos países». Esta finalización del proceso de retirada se produce dos semanas después de la visita de trabajo de una delegación del Congreso estadounidense encabezada por el congresista Austin Scott. Las discusiones entre las dos partes durante esta visita se centraron esencialmente en maneras de fortalecer «los lazos estratégicos, ampliando la cooperación más allá de la seguridad, para responder mejor a los desafíos regionales y promover la estabilidad en el Sahel». Algo más de un millar de soldados estadounidenses llevaban en territorio nigerino desde 2012 en varias bases repartidas por todo el país, la mayor de ellas la de Agadez, que alberga drones. La junta militar que derrocó del poder al presidente Mohamed Bazoum el 26 de julio de 2023 y que desde entonces gobierna Níger denunció el pasado marzo el acuerdo de defensa firmado en 2012 entre ambos países, calificándolo de ilegal.

Los militares golpistas también revocaron los acuerdos militares que Níger había firmado con Francia y por los que el país galo tenía una fuerza antiterrorista desplegada en su territorio. Desde su llegada al poder, la junta militar nigerina ha buscado apartarse de sus socios occidentales y fortalecer la cooperación militar y económica con países como Rusia. En este país de la inestable zona del Sahel actúan grupos terroristas leales a Al Qaeda y al Estado Islámico, que llevan a cabo ataques recurrentes contra las fuerzas de seguridad y los civiles.

Según la plataforma 'Armed Conflict Location And Event Data Project' (ACLED), que monitoriza la violencia en el mundo, entre mayo de 2023 y el mismo mes de este año murieron 1.460 personas en Níger en eventos violentos protagonizados por grupos no estatales y otras 997 a manos de fuerzas estatales. Níger es además uno de los países más pobres de África y ocupa el puesto 189 (de un total de 195) en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, organismo que calcula que un 91 % de su población es pobre según su Índice de Pobreza Multidimensional.