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El cambio de itinerario de la procesión del Corpus de Palma ha sido motivo de indignación entre los moradores de las calles Morey y San Pere Nolasc, contempladas como centro neurálgico y tradicional de esta fiesta. La mayoría de vecinos consultados pensaban que esta medida se debía a unas obras de reforma, y que continuaría la tradición en posteriores ediciones.

Pero no, el cambio se debe, según manifestó Pere Llabrés, canónigo prefecto de Liturgia de la Catedral, a que «hace tiempo que el capítulo debatía la posibilidad de que la procesión saliera de la Seo y concluyera en otro punto de la ciudad. Que discurriera por calles y plazas amplias y no por calles estrechas».

Según el canónigo Llabrés, «con la propuesta de este año se sigue el ordenamiento general de las procesiones litúrgicas en la actualidad. El sentido que el cabildo catedral quiere dar al actual recorrido es que el misterio de la Eucaristía salga de nuestro templo mayor hacia el corazón de la ciudad antigua. En años venideros podrán elegirse otros sitios para concluirla. El criterio es que el recorrido no sea excesivamente largo y la procesión adquiera esplendor. Cabe tener en cuenta que esta procesión sale aproximadamente desde el año 1325 y ha tenido muchas variantes en su itinerario».

El itinerario tradicional discurría por Mirador, Palacio episcopal, Sant Pere Nolasc, Morey, Santa Eulàlia, Cadena, Cort y Palau Reial. Concretamente en las calles San Pere Nolasc y Morey se vivía con gran intensidad esta fiesta, volcándose sus vecinos en la decoración de balcones y ofrendas florales.

En Can Salas, doña Antonia Bauzá destacó que «es una pena que lo que está bien se modifique. El Corpus no es para grandes espacios. No lucirá en otra parte como luce aquí y el sabor que le imprimimos en esta zona no será el mismo. Además coincide con la apertura de patios y es una oportunidad para verlos. Me sabe mal ya que vivo esta fiesta desde el inicio de 1950».

Àngel Oleza Gual, de Can Oleza, nos comentaba en el recinto del famoso patio familiar que «lo encuentro un desastre. Es eliminar una de las pocas tradiciones que ya nos quedan a los mallorquines. Ya se cargaron la fiesta que caía en jueves pasándola a domingo. Si se la hubieran cargado los políticos a ver lo que habría pasado. Menos mal que se trata del clero».