El juez de primera instancia número 9 ha condenado a cuatro médicos
de Palma a indemnizar a los padres de una joven, que murió porque
no se le detectó a tiempo un cáncer que se desarrollaba en la cara.
Los facultativos, de diferentes especialidades, tendrán que hacer
frente ahora a una indemnización que suma unos 65 millones de
pesetas, más los intereses que puedan producirse si se recurre la
sentencia. Esta indemnización, que recibirán los padres de la
fallecida, se refiere a la muerte de la paciente y a los gastos que
tuvo que sufragar la familia para que fuera operada en una clínica
de Estados Unidos, tratamiento que no tuvo éxito.
El juez Juan Carlos Mompo explica en su sentencia que en
diciembre de 1992 la mujer, llamada Rosario, acudió al estomatólogo
porque tenía una lesión en la mucusa. Este médico ordenó que se le
practicara una biopsia y envió a la enferma a un compañero. Este
facultativo (uno de los condenados) recogió una muestra del tejido
de la mujer y lo envió a un especialista en anatomía patológica. El
patólogo (que también ha sido condenado) no apreció signos de
malignidad en el tejido de la mujer. El médico cometió un error de
diagnóstico, porque en realidad Rosario padecía un cáncer. El
facultativo valoró que la mujer presentaba una lesión conocida como
liquen plano. Le prescribió un tratamiento y le ordenó que volviera
a visitarle semanas después. Sin embargo, la dolencia no
desapareció. La joven se sometió a un tratamiento más agresivo, que
también fracasó. El día 1 de abril de 1993 la enferma decidió
acudir a la visita de un dermatólogo. El especialista (también
condenado) no estaba, pero fue visitada por su ayudante
(condenado), que tampoco detectó el cáncer. El dolor no remitía. La
mujer debía volver a visitar al dermatólogo semanas después, pero
en el mes de junio decidió acudir a la Clínica Corachán de
Barcelona. El médico del hospital, a simple vista, le manifestó que
tenía un cáncer en la boca. Realizó una biopsia, que confirmó su
diagnóstico. Rosario fue operada en Barcelona. Durante dos años fue
sometidas a varias intervenciones, hasta que decidió acudir a una
clínica de Estados Unidos. En Miami fue sometida a un costoso
tratamiento médico para remitir el cáncer. Todo fue un fracaso. El
día 4 de diciembre de 1994 la paciente moría a los 28 años de edad
en Miami.
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