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Son Sant Joan comenzó la jornada de récord absoluto de pasajeros sin grandes problemas, con un ritmo de entradas y salidas de visitantes que no parecía anticipar la cifra máxima de movimientos de pasajeros registrada nunca en un solo día en Son Sant Joan. Fin de semana de mediados de agosto, cenit de la temporada alta, momento para poner punto final a las vacaciones o empezarlas. Las situaciones se repiten cada año y cada año por estas fechas se baten todos los récords.

A mediodía alcanzó el aeropuerto su máxima actividad, para repetirla a media tarde. Miles de turistas, la mayoría pasajeros de vuelos internacionales, tomaron tierra en Son Sant Joan y las secuencias se repetían vuelo tras vuelo. Para la mayoría, en grupos familiares más o menos numerosos, siempre con niños, resulta crucial hacerse con un carrito para cargar con tantas maletas. Pero no son suficientes y es por eso que se celebran auténticas carreras en el hall de llegadas para poder alcanzar uno de esos artilugios que se esfuman con cada nueva remesa de turistas. El equipo de personal encargado de reagrupar los carritos después de cada estampida suma 22 personas, ocho de ellas reservadas a la zona de llegadas nacionales, pero resulta imposible cubrir a buen ritmo la demanda desmesurada en cualquier momento punta.

En situaciones de récord absoluto tampoco se puede pedir que las maletas desfilen por las cintas transportadoras en un visto y no visto. Por eso, en una jornada con 126.000 pasajeros se ven imágenes que recuerdan una jornada de huelga en el servicio de handling.