El sábado se estrenó la Liga de la Estrellas y el estadio de Son
Moix. Fue, sin duda, una tarde-noche de postín en la que estuvieron
casi todos en el palco y alrededores. Y digo casi todos porque, que
yo sepa, el doctor Beltrán no asistió. ¿Que por qué? Primero,
porque no le habían invitado a asistir ni el dueño del Mallorca, ni
el presidente del club ni el alcalde de Palma, a pesar de que el
pasado 17 de diciembre de 1997 consiguió, sobre documento oficial,
que Fageda cediera el estadio al club por 60 años y, segundo,
porque estoy convencido de que el fútbol es una etapa en su vida
que ha pasado a mejor ídem.
Pero les diré más. Horas antes de que diera comienzo el partido,
el doctor Beltrán estuvo almorzando en el Punta Negra con Arturo
Baldasano, presidente de Audiovisual Sport, o si lo prefieren, el
que distribuye los quinientos mil millones que aporta la televisión
a los clubes, además de presidente de Telefónica Media.
A petición de Antonio Asensio, Arturo Baldasano viajó ex profeso
para ver el choque de Son Moix, hablar durante unos minutos con él
y algo más con Lorenzo Sanz, y desde luego mucho más, tanto como lo
que dura un almuerzo de dos amigos seguido de una sobremesa con
Bartolomé Beltrán, quien luego, en vez de ir a Son Moix a
presenciar el choque en directo, fue a Pollença a la presentación
de la exposición de Dionís Bennàssar, acto que inauguraba su primo
carnal, conseller de Cultura del Govern, el también campaneter
Damià Pons, pero como llegó antes, se quedó en el bar de al lado de
la galería visionándolo hasta poco después de que Carlitos marcara
el 1-0, gol que, según me cuentan algunos parroquianos del
establecimiento que lo vieron a su lado, celebró como un forofo
más.
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