Los responsables del mantenimiento de la catedral de Mallorca
acaban de hacer un llamamiento para que las empresas públicas y
privadas de ámbito balear se impliquen en la financiación de los
trabajos de restauración que se llevan a cabo en el templo, que se
encuentra gravemente deteriorado. «La Seu "dicen" es de todos los
mallorquines» y por eso mismo aseguran que todos debemos colaborar
en su sostenimiento.
Lo cierto es que no es así. La catedral de Mallorca no es de
todos los mallorquines. Ni siquiera de los católicos, aunque todos
tengamos libre acceso al templo. Es, de hecho, una propiedad
privada, con todo lo que eso implica.
Por tanto habría que matizar las palabras de los responsables
del Capítol de la Seu. Resulta interesante la búsqueda de formas de
financiación alternativas para mantener en perfecto estado un
edificio que es una joya arquitectónica y un símbolo para la ciudad
y para toda la Isla. El llamamiento hecho por los responsables de
la Catedral debería hacer mella en todas las grandes empresas
privadas que cada año generan enormes beneficios y buscan buenas
razones para donar parte de ese dinero. Lo mismo que se patrocina a
equipos de fútbol, torneos de tenis o competiciones hípicas, bien
podría ponerse de moda costear programas culturales como puede ser
la restauración de la catedral.
También, claro está, deberán responder al llamamiento los
responsables políticos de nuestro patrimonio histórico y artístico.
Pero, sobre todo, tendrá que afrontar el coste de la restauración
del templo su propietaria, es decir, la Iglesia de Mallorca, a
través de su presupuesto anual y de las aportaciones que,
voluntariamente, muchos ciudadanos les otorgamos a través de la
declaración de la renta.
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