Miles de estorninos huyeron en estampida de los árboles de es Born. Foto: JAUME ROSSELLÓ.

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Miles de estorninos huyeron despavoridos de los árboles de es Born, donde habían buscado refugio, tras el impacto de decenas de petardos y bengalas de humo. Llegaron en bandadas a los «dormideros» naturales que para ese pájaro, originario de Europa y Asia, constituyen las copas de los árboles y los abandonaron en estampida, tiñendo por unos instantes de gris y negro el cielo palmesano. El espectáculo pirotécnico fue seguido con expectación por los ciudadanos y turistas, que no comprendían del todo lo que estaba ocurriendo. El estornino fue el enemigo público número uno, porque, como explicó la concejal de Sanidad del Ajuntament de Palma, «el objetivo es erradicar esa plaga que daña nuestros monumentos e incordia a los palmesanos». Descartados los altavoces que reproducen los sonidos del halcón, principal depredador del estornino, por ineficaces, los técnicos alternan las explosiones durante tres días, a primeras horas de la mañana y últimas de la tarde. Muchos intentaron volver al cabo de una explosión, pero nuevos petardos y bengalas les disuadieron de inmediato. Anoche tuvieron que dormir en árboles de otras zonas de Palma.