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La polémica que ha surgido ahora a raíz de la campaña publicitaria del Partido Popular sobre las pensiones es otra muestra más del rancio estilo político que está adoptando nuestro país. Los ciudadanos no son idiotas desmemoriados y saben perfectamente que la mayoría de las pensiones que reciben las personas mayores, incapacitados, viudas, etcétera, de nuestro país se acercan más al calificativo de «miserables» que a cualquier otro adjetivo. Por eso resulta vergonzoso que un partido político alardee de haber mejorado la calidad de las pensiones "aunque sea cierto que lo ha hecho" cuando queda tanto por hacer.

E igualmente deplorable resulta que el principal partido de la oposición, en lugar de proponer un sistema alternativo para seguir mejorando el sistema de pensiones, se limite a descalificar la campaña publicitaria del adversario.

Se nota que la contienda electoral de la próxima primavera está a la vuelta de la esquina y está en juego la nada despreciable cantidad de votos de las personas mayores, que cada vez son más en este país.

Pero es de su calidad de vida y de su futuro de lo que estamos hablando y hoy en día, de no ser por el apoyo incondicional de la familia, nadie podría sobrevivir con pensiones de sesenta mil pesetas, por poner un ejemplo. Se habla mucho del tiempo libre de los mayores, de que es necesario que hagan uso y disfrute de los viajes, de la cultura, del deporte... Y para todo eso, no nos engañemos, hace falta dinero, aunque sea poco.

Pensemos en ellos, en su estilo de vida, en cómo queremos vivir nosotros cuando alcancemos su edad y nos daremos cuenta de que tendremos que renunciar a casi todo porque las pensiones de hoy, aunque avergüence decirlo, nos condenan casi a la marginación.