«El proyecto de la estación de autobuses se desarrollará en el
espacio que queda entre la calle Eusebio Estada, el puente del tren
y las vías del ferrocarril, como estaba previsto. Los
transportistas boicotearán al usuario, no al Govern», dijo ayer un
portavoz de la Conselleria d'Obres Publiques que dirige Josep A.
Ferrer al comentar la decisión adoptada en asamblea por la
patronal.
El presupuesto de la obra asciende a 250 millones de pesetas,
partida que deberá aprobar próximamente el Consell de Govern,
explicó el portavoz. Las obras podrían comenzar en enero y en el
plazo de unos seis meses se prevé que ya pueda ser utilizada la
explanada de aparcamientos, no así el edificio, cuyas obras no son
consideradas tan urgentes. El proyecto fue perfilado tras diversas
reuniones celebradas por los técnicos de la Conselleria d' Obres
Públiques, el Ajuntament, el jefe de explotación y los
representantes de los transportistas. La principal discrepancia
sigue siendo la instalación de marquesinas y el acceso de los
viajeros hasta la Plaça d'Espanya, ya que la distancia máxima desde
ese enclave hasta el puente es de unos 500 metros, y unos 250
metros hasta donde estarán los primeros autobuses. Por ello, los
transportistas exigen una pasarela mecánica cubierta, petición que
el Govern considera descabellada, teniendo en cuenta que su coste
(cerca de 500 millones de pesetas) duplicaría el presupuesto de
toda la obra. El director gerente de SFM dijo que desde la
conselleria existe voluntad política para resolver el problema de
los accesos de viajeros, aunque se ha dado prioridad absoluta a la
construcción de la explanada. La cuestión de la circulación
exterior de los autobuses, para el acceso o salida de la estación,
deberá resolverla el Ajuntament de Palma, puesto que la
responsabilidad de SFM termina en el mismo perímetro del recinto
ferroviario.
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