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Sus credenciales en el mundo del ciclismo son únicas. Ha sido el primer español campeón del mundo y el que lo ha sido más veces. Con mil ciento setenta y dos victorias a lo largo de su carrera, se asentó y afirmó sobre el sentimiento de la propia autoestima. Nuestro compañero Miguel Vidal, reconocido periodista deportivo, hizo texto impreso de unas hermosas palabras de este ídolo popular del mundo deportivo isleño: «Yo, como principal herencia, dejo un nombre para la historia del ciclismo». Es cierto, el ciclista felanitxer es una leyenda del deporte español. Tenía diecinueve años, vestía calzones hasta la rodilla y hacía piruetas en la pista con la estampa recia de quien no se anda con chiquitas. Y es que el chico tenía su obcecada testuz proyectada en la metáfora de la bicicleta. Fue en esa época cuando ganó el primero de los veintitrés títulos de Campeón de España que cuenta en su haber. Durante treinta años estuvo en la cima, contando con el palmarés más impresionante del ciclismo español. Capaz de ganar al mejor en cualquier modalidad, su mayor conquista ha sido el récord mundial de velocidad. Miguel Timoner supo pulverizar dificultades y llevar a feliz término sus proyectos más meritorios y ambiciosos. Cuando ganó el sexto campeonato del mundo tras una moto stayer, ofrendó a la Mare de Déu de Sant Salvador el velocípedo que le condujo a la cima. En un momento estelar de su biografía, en el que se escalaba a sí mismo en cada golpe de pedal, le fue otorgada la medalla de oro de la ciudad de Palma y de la provincia de Balears.