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PEDRO PRIETO Y JOAN TORRES Una joven muchachita, cubierta con una melfa azul índigo hasta los ojos, que contemplaba los camellos en la plaza que hay frente al ayuntamiento de la daira de Birgandouz, en la provincia de Ausred, nos dijo que su hermana Fatimetu había estado de vacaciones en Mallorca hacía por lo menos diez años. La chica, que dijo llamarse Fatma Elgalia, nos acompañó hasta la jaima de Fatimetu. Aguardamos fuera y al rato salió ésta portando en brazos a su hijo Mohamed Wadadi, un crío de apenas un año, fruto de su matrimonio con Wadadi Alal. Entre risitas, y cubriéndose el rostro con la mano, señal más que evidente de su timidez, Fatimetu nos contó que había estado, primero, en Palma, en un hotel cuyo nombre y ubicación no recuerda, «pues desde entonces han pasado diez años por lo menos» y, segundo, en Eivissa, en casa de una familia que tampoco recuerda. «Lo lamento», dice.

ENVIADOS ESPECIALES

Lo que más recuerda de aquel viaje es «el mar. Nunca pude imaginar que fuera así, tan grande, tan azul, tan vivo. Me habían dicho que era como el desierto, pero con agua. Pero no. Nada tienen que ver el uno con el otro. El desierto es más grande, pero ¡son muy diferentes! También disfruté viendo los delfines. Y me asusté mucho con las olas».

Fatimetu nos dice que una vecina suya también estuvo en Mallorca y en Eivissa.
Se llama Nuara Mohamed Embarek y, advertida de nuestra presencia por unos críos, sale a nuestro encuentro llevando en brazos a su hermanita Siña.
"¿Que si me acuerdo...? ¡Claro que sí! En Eivissa estuve en casa de Carlos y Rafi, que era médico y que tenían dos hijos, Mónica y Carmen. Y en Palma estuvimos en un colegio que hay cerca de la playa en el que estaban como animadores Catalina Vidal, su hermana Clara, su madre, Àngela, un chico que hablaba árabe llamado Javier, Silvia, Susana, Lidia... No sé si se me olvida alguno.