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Cuando empezábamos a estar convencidos de que en las Balears el tema territorial estaba por fin encaminado hacia la moderación, la protección del medio y la preservación de ciertos entornos privilegiados "o lo poco que queda de ellos", tras décadas de desastres urbanísticos, salta la liebre de la polémica en el municipio de Calvià, que pasa además por ser el más rico de Europa. Y seguramente con la mirada puesta en esa riqueza y en querer mantenerla y aumentarla, su alcaldesa, la socialista Margarita Nájera "que en otras ocasiones ha sido pionera en el esponjamiento", ha tomado las riendas del urbanismo y ha decidido convertir antiguos terrenos rústicos en una especie de Las Vegas «made in Mallorca», con cuatro hoteles de lujo con capacidad para dos mil personas, un balneario y un centro comercial. Un espléndido negocio, sin duda.

Pero las cosas han cambiado en estas Islas. Ahora gobierna un Pacte de Progrés que a buen seguro habrá visto cómo se le ponían los pelos de punta cuando ha conocido los planes de la Nájera. Y no es para menos, puesto que ella es, además de controvertida alcaldesa, la presidenta balear de un PSOE que defiende a capa y espada un nuevo concepto de territorio basado en el respeto al medio y la moderación edificadora. Y precisamente ahí, en el Partido Socialista, es donde está servida la pelea. Porque Margarita Nájera se ha quedado sola en la defensa de ese macro-proyecto que ya nadie en esta Isla sería capaz de defender, y después de aprobarlo en solitario, deberá pasar el visto bueno de la Comissió Insular d'Urbanisme, donde con toda seguridad será rechazado y olvidado en un cajón. Esperemos que así ocurra y que éste sólo sea otro episodio más en el largo currículum de sorpresas al que nos tiene acostumbrados la alcaldesa de Calvià.