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Nuestra aventura en el Sáhara ya es historia. Pertenece al pasado. Sin embargo, nos queda algo por añadir, que es lo siguiente:
Al decir que el saharaui en el exilio de Tindouf, en la hamada, no tienen nada, es que no tiene nada. Lo que lleva puesto desde los pies a la cabeza es porque se lo ha dado la ayuda humanitaria, que si no iría desnudo, o vestido con piel de camello o de cabra; lo que come, también le llega a través de ese conducto; y los medios de que dispone para construir sus casas de adobe o reparar sus jaimas, también. Ni siquiera tienen vehículos, salvo los que les llegan, ¿cómo no?, por la vía de la solidaridad, o porque algún cooperante que ha estado actuando en el desierto durante años les haya regalado su destartalado jeep. O como el que le envió el CIM y que tan buen servicio les está haciendo.

Pero a parte de eso, nada más. Y en cuestiones de transporte humano, menos todavía. Por tanto, como las distancias son grandes, y más cuando tienes que hacer el recorrido a pie sobre las pistas de quita y pon que abren los camiones, bajo un sol de justicia y una soledad tremenda, no estaría de más enviarles autobuses, aunque sean viejos, como los que se quedarán en cocheras a poco que la EMT palmesana renueve su flota, que será dentro de nada.

Hablé de este asunto con Pedro Àlvarez, presidente de EMT, quien a su vez me presentó al responsable de Acción Social de Cort, Antoni Nadal. Ambos están de acuerdo en que algunos de los autobuses que queden fuera de circulación vayan a parar a países necesitados de ellos "como ya han ido algunos a La Habana, por ejemplo" y ¿por qué no a los campamentos saharauis en el exilio argelino?

Esta idea la apoya también Sebastià Serra quien, con el diputado Ramon Orfila, fue de los primeros que viajaron a Tindouf, a mediados de los ochenta, por tanto conoce esa necesidad. Un autobús por wilaya, o provincia, supondría mucho para aquellas buenas gentes quienes, ya decimos, o se lo montan a base de autostop "o botella, como dicen los que han estudiado en Cuba", o se lo hacen a pie, lo cual es duro, ¡muy duro! E interminable.