La gestión de Margarita Nájera al frente del Ajuntament de Calvià
ha estado salpicada una y otra vez de escándalos, casi todos ellos
relacionados con el área de urbanismo. Ahora la cuestión da un
nuevo giro de tuerca para complicar un asunto que ya lleva tiempo
dando vueltas.
Se trata de la parcelación de Son Font, un paraje que se ha ido
urbanizando desde hace más de una década con la coletilla de que
«la antigua Comisión Provincial de Urbanismo concedió en su día la
declaración de utilidad pública e interés social» para la zona.
Bajo esta premisa, el Ajuntament que preside la socialista Nájera
ha ido concediendo licencias de construcción hasta que en Son Font
se han edificado 59 viviendas y otras nueve se encuentran
actualmente en obras.
El tema es ya de por sí complicado, sobre todo porque desde
aquellos años la conciencia de los mallorquines se ha ido aferrando
a una nueva realidad que tiene peso propio: la necesidad de
defender el territorio de la depredación urbanística a la que lo
estamos sometiendo desde hace más de treinta años. Pero por si eso
fuera poco, ahora se destapa una noticia tan sorprendente como
indignante: Son Font no goza de esa declaración de utilidad pública
ni del interés social que se le atribuía. ¿Qué es todo esto? ¿Un
engaño? No tiene sentido que alguien alegue que se ha perdido el
expediente en los archivos de la antigua Comisión Provincial de
Urbanismo. Sencillamente es que no ha existido nunca ese expediente
de declaración de interés social. Margarita Nájera tiene ante sí
una enorme responsabilidad, la de dar una explicación rápida,
convincente y consecuente a la ciudadanía. No puede pretender dar
cobertura a las actuaciones urbanísticas llevadas a cabo durante
años en Son Font inventando una declaración de interés social que
no existe.
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