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«Los avances para los próximo cinco años en cardiología serán muy importantes y además, con tratamientos completamente distintos a los que se están haciendo ahora», dijo ayer el doctor José Luis López Sendon, jefe de la Unidad Coronaria del Hospital Gregorio Marañón y profesor de Cardiología en la Universidad Complutense, poco antes de pronunciar una conferencia sobre el infarto de miocardio en la Clínica Rotger.

«Habrá avances en medicaciones que dificultan la actuación de los genes, con el objetivo de que aparezcan vasos nuevos irrigando el miocardio o actuando sobre genes en tejidos fibrosos que son las que hacen la cicatriz del infarto para que éstos se conviertan en células musculares», dijo López Sendon, que intervino en la controversia «Angioplastia frente a Trombolisis» junto a su colega Eulogio García, jefe del Servicio de Hemodinámica del Hospital Grogorio Marañón y profesor de Cardiología de la Universidad Complutense.

Ambos especialistas expusieron opiniones distintas sobre el tratamiento de las primeras zonas de evolución del infarto de miocardio. Discutieron de forma coloquial sobre cual es la actitud terapéutica mejor o más aconsejable en cada caso. «El infarto se produce porque hay una arteria coronaria que se obstruye por la formación de un trombo, y el tratamiento más efectivo es destapar esa arteria obstruida para que vuelva a pasar la sangre al corazón», dijo López Sendon. «Hay, básicamente, dos modalidades de destapar la arteria: uno con fármacos que disuelven el coágulo que se formó en el sitio donde está la lesión, y otro desatascando como si fuera una cañería, con unos catéteres y limpiando a fondo. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes», añadió.