Las carreteras se han cobrado en este año en Balears la vida de 155
personas, según los datos facilitados por la Jefatura Provincial de
Tráfico, una tercera parte de las cuales eran de menores de 25
años. Esto supone que se han superado todas las cifras desde 1991,
lo que debe movernos a una reflexión seria sobre este asunto. Como
viene siendo habitual, la excesiva velocidad es una de las
principales causas de muchos de los siniestros en los que se
registran víctimas mortales. Y hay que considerar también como otro
factor relevante, pese a las fuertes campañas realizadas, el
consumo de alcohol.
Sin embargo, cabe también tener en cuenta el fallecimiento de
ciclistas en accidentes de circulación, lo que debería motivar una
profunda revisión de las infraestructuras viarias de Balears para
adecuarlas a la cada vez más ingente cantidad de gente que practica
este deporte en nuestras carreteras. Y en este punto hay que
referirse a determinados puntos negros de la red viaria que
precisarían de una urgente reforma para evitar, en la medida de lo
posible, el elevado número de muertes que se registran en
ellos.
Ahora bien, tampoco podemos eximir a los conductores por
completo, puesto que se registran comportamientos altamente
peligrosos que ponen en peligro la vida no sólo de quienes cometen
infracciones, sino también las de quienes circulan en ese momento
por las vías públicas.
Es por ello que nunca sobran los llamamientos a la prudencia y a
la responsabilidad, y aún más cuando nos encontramos en unas fechas
en las que se incrementa notablemente la circulación y el consumo
de bebidas alcohólicas. Es preciso que, como señalaba el director
provincial de Tráfico, Javier Coromina, contengamos la euforia del
milenio para llegar vivos al 2000.
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