Se acaba un año y éste es un buen momento para hacer balance de
lo que se deja atrás. Desgraciadamente, han abundado las noticias
de carácter trágico. Las guerras han azotado amplias zonas del
planeta y han llevado la desgracia a miles de personas. El mundo es
también hoy un poco más triste tras la pérdida de grandes nombres
de la cultura, como Torrente Ballester, Alberti, Bioy Casares,
Kraus, Menuhin o Kubrick, pero también la muerte de destacados
dirigentes, como los reyes de Jordania y Marruecos, dio paso a
aires nuevos y esperanzadores en esos países, claves para el
equilibrio europeo y mundial.
Aquí, en Balears, también perdimos a relevantes personalidades y
vivimos un histórico cambio político como la llegada de la
izquierda al Govern a través de un pacto de todos los partidos de
la oposición. No ha sido fácil para el nuevo Ejecutivo coordinar
las distintas sensibilidades políticas y no han faltado crisis
internas en el pacto, pero la ciudadanía ha podido comprobar que se
ha gobernado desde el 'seny' propio de estas tierras.
A la hora de cerrar el año se superponen acontecimientos de
distinto nivel que han impactado a la opinión pública. Este año
sufrimos especialmente los golpes de una naturaleza desbocada que
nos castigó con inundaciones y temblores. Y una suerte de locura
humana dio como resultado matanzas y crímenes de una crueldad
inimaginable, causando tragedias difíciles de describir.
Pero también hubo un capítulo positivo, en el que destacaremos
el 'boom' económico en Balears y el despertar de una conciencia
respetuosa con el medio ambiente que nos ha llevado a exigir el fin
de la depredación sobre el territorio.
Ahora, a punto de atravesar la puerta del legendario año 2000,
sólo queda desearles molts d'anys a tots.
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