Tras un minucioso registro por parte de seguridad, a través de
amplios pasillos, llegamos a la antesala del comedor donde cenarían
ambas delegaciones, frente a frente, y donde prolongarían la
sobremesa entre sorbitos de ron y fumatas de habanos hasta pasadas
la cuatro de la madrugada, con lo que se demostró una vez más que
el mejor aliado de Castro sigue siendo la noche, en la que se
siente como pez en el agua, muy distendido y comunicativo. Poco
antes de las diez nos invitaban a entrar en la otra antesala, y nos
colocaron en la encrucijada de dos pasillos.
Estaba claro que la expedición balear entraría por un extremo y
Fidel Castro por el otro, encontrándose frente a nosotros. Así fue.
El primero en llegar fue el presidente cubano. Vestido con el
uniforme militar, Castro avanzaba a paso rápido por el pasillo de
nuestra derecha. Tras saludarnos con un «buenas noches», se detuvo
justo por donde deberían pasar los baleares y, haciendo como si nos
acabara de descubrir, se acercó hacia nosotros.
«Creo que me retrasé dos minutos», dijo Fidel, consultando su
reloj de muñeca, sin mirar a ninguna parte, pero llamando nuestra
atención. A continuación siguió avanzando hacia las compañeras, a
quienes preguntó: «¿Prensa española?». «De Baleares», respondió
Andrea, del servicio de Prensa del Govern, muy emocionada y algo
nerviosa, más que nada por tener a quien tenía delante mirándola
atentamente.
«¿Baleares no estará aspirando a la independencia?», preguntó
Fidel, quien se interesó por los detalles de la estancia de la
delegación balear en Cuba. A continuación se sirvió un refresco
y... bueno minutos después parecían amigos de toda la vida. O al
menos ésa era la impresión que daban.
Cerca de las cuatro de la madrugada volvimos a ver al presidente
en el hall del hotel, donde nos contaron cómo fue aquel encuentro
que había finalizado minutos antes. «Esta reunión, con cena
incluida, que acabamos de mantener por espacio de seis horas,
además de histórica, ha sido muy positiva», comentó Antich. «Hemos
visto a un comandante muy interesado en conocer la situación de
Balears a través de los temas económicos y medioambientales. Al
mismo tiempo quiso saber sobre sus instituciones y, cómo no, sobre
las próximas elecciones generales, recomendando que en ellas las
izquierdas vayan unidas, por lo que le ha parecido muy bien esa
aproximación entre socialistas e Izquierda Unida.
Cenaron pastel de verdura, langosta, carne, pastelitos, helados
y, cómo no, habanos.
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