Algunos diseñadores afirman que lo realmente difícil es competir con la producción de las grandes firmas. Foto: Teresa Ayuga

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La XLIII Semana Internacional de la Moda se inauguró ayer en el Parque Ferial Juan Carlos I de Madrid. Un total de 16 firmas procedentes de Eivissa representarán a la moda de las Illes Balears hasta el próximo 13 de febrero en una feria que cuenta con una participación de 763 empresas. Las nuevas colecciones del Archipiélago, según ha podido comprobar Ultima Hora , se caracterizan por tendencias muy distintas entre sí con un denominador común: la innovación. Este periódico estuvo allí para conocer las inquietudes de los expositores, quienes manifestaron las dificultades que existe en la actualidad para competir con las firmas de grandes superficies.

La diseñadora ibicenca Catalina Bonet, cuya firma lleva su mismo nombre, se creó en el año 1986, logrando hasta la fecha una extensa red de tiendas que se distribuyen por todo el territorio español. Las prendas que fabrica combinan la línea urbana y la fiesta. Los costes unitarios por prenda oscilan entre las 15.000 y las 25.000.

Bonet considera que la moda, en general, «se encuentra actualmente en el inicio de un cambio importante en cuanto a formas, colores y materias. Existía esa necesidad, que al final llegó. Nuestra posición geográfica nos ha ayudado mucho de cara al extranjero», afirma.

La diseñadora expresó su confianza de que el nuevo Govern «tome conciencia de lo difícil que es competir con las grandes firmas. Son muchos los costes que tenemos que afrontar para poder participar en estos eventos. Debería tenerlo en cuenta a la hora de conceder subvenciones».

El propietario de la empresa Mapamundi, Antonio Fernández, especializado en prendas de fiesta y accesorios, es un empresario independiente al que la competencia no le importa. «Mi firma sólo se vende en Eivissa y en Valencia. Mi facturación es pequeña, pero no me importa porque vendo ropa muy creativa y elaborada. La moda ibicenca atraviesa un momento de caos. Hay muchas tendencias y calidades, no hay definición. Son demasiadas las influencias y así no se puede ofrecer nada nuevo».

Más optimista se muestra Frank Bohme, propietario de la firma Tom Tom, que lleva en el mercado de la moda casi diez 10 años. Considera que «la lucha de precios nos ofrece una vida más difícil».