Si el mitin ha de tener un tono pedagógico, lo mejor es un
centro escolar. Si lo que se pretende es dar espectáculo, lo idóneo
es una sala cinematográfica; con la ventaja añadida de que hoy en
día, gracias a la existencia de los multicines, es posible juntar
en el mismo edificio y a la misma hora diferentes candidaturas:
sala 1, «Anam a més». Sala 2, «La veu útil». Sala 3, «Més a
prop»... Sigamos.
Los palacios de deportes o de congresos son lugares adecuados si
se tiene cierta propensión a dejarse llevar por ligeras salidas de
tono o pequeños excesos verbales. En las plazas de toros, esos
excesos y salidas de tono suelen ser, por desgracia, de mayor
calado. En cuanto a los teatros, son, sin duda, el lugar en donde
tienen más sentido estas grandes representaciones dramáticas que
suelen ser los mítines.
Por todo ello, este cronista acude al acto electoral de Unió
Mallorquina en el CP Santa Catalina con buena disposición, pues,
tratándose de un colegio público y de un partido centrista, no cabe
duda de que el mitin será mesurado, educativo y tranquilo. Y así
es. Entramos en un aula con este curioso rótulo en la puerta, «sala
de usos múltiples», y tomamos asiento. El público asistente es, en
su mayoría, de mediana edad. Nadie lleva banderitas ni se oye
música ninguna. Empiezan las intervenciones previstas de Ferran
Trujillo, concejal del Ajuntament de Palma; Josep Lliteres,
candidato al Congreso, y María José Rodríguez, candidata al Senado.
Se anuncia que Francesc Buils, cabeza de lista al Congreso, llegará
un poco tarde, pero nadie se siente molesto, el público entiende
que en plena campaña electoral a veces surgen pequeños
contratiempos. Buils, algo cansado por el continuo ajetreo de estos
días de campaña, llega con ganas de comunicarnos sus planes y
proyectos, tranquilo e ilusionado.
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