Antoni Villalonga Riudavets (es Mercadal, 1952) ha regresado al
primer plano de la escena política por su nombramiento primero y
dimisión después como director general de la empresa Bitel. Este
menorquín, hecho a sí mismo, obtuvo el título de graduado social
con el que montó un despacho de asesoría laboral en la calle Sant
Joan de Ciutadella. Sus inquietudes políticas le llevaron primero a
militar en UGT, donde conoció a uno de sus principales mentores,
Belarmino Menéndez (asturiano que reorganizó el sindicato en
Menorca a finales de los años setenta) y después ingresó en el
PSOE. En las elecciones generales de 1982 fue nominado candidato al
Senado, obteniendo el escaño por Menorca.
Reelegido en 1986, su carrera política terminó en 1989 cuando la
dirección del PSOE menorquín, entonces controlada por el
todopoderoso alcalde de Maó Borja Carreras-Moysi, lo vetó. Tirso
Pons fue nombrado candidato al Senado, pero salió elegido el
candidato del PP, Martín Escudero. Villalonga se fue distanciando
del PSOE oficial, pero siempre mantuvo buenas relaciones con
significados dirigentes y militantes como Valentí Valenciano,
Antoni Tarabini y Joan March. Al mismo tiempo se introdujo en el
mundo de los negocios, algunos de carácter inmobiliario. Su antigua
amistad de infancia con Rafael Mir Allés, los privilegiados
contactos que trabó con la Administración durante su etapa como
senador, y la confianza que obtuvo de los empresarios del grupo
Selec Balear le permitieron acceder a la gerencia de esta
organización dedicada a la promoción del calzado.
Villalonga fue director-gerente del grupo Selec mientras Rafael
Mir se dedicó a la gestión de otro grupo empresarial, Bloc Balear,
que realizaba las mismas funciones para empresas de confección en
piel. Durante la etapa 1990-98 mantuvieron una estrecha relación
que confluyó en la creación de la empresa Estudios de Mercado y
Opinión (EMO), domiciliada en la avenida Negrete de Ciutadella. Se
convirtieron en asiduos del Parlament balear y gracias a una
estrecha relación con el entonces presidente Gabriel Cañellas
tuvieron acceso directo a la Conselleria de Industria, donde
tramitaron numerosas subvenciones.
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