La conocemos casi como si la hubiéramos vivido y es porque los
norteamericanos "que han sabido exportar a todos los rincones del
mundo su modus vivendi con la eficacia de una gigantesca empresa de
publicidad y ventas" todavía arrastran en la piel la tragedia de
una guerra cruel, inútil "como todas las guerras" y, lo que más les
duele, perdida.
El gigante americano encontró en la pequeña nación vietnamita la
horma de su zapato y tuvieron que morir sesenta mil soldados
"solamente en el bando estadounidense" para que Washington tomara
conciencia de su derrota. Hoy se cumplen 25 años del fin de aquel
infierno, aunque muchos americanos y sus familias siguen todavía
hoy con el estigma de Vietnam. El cine "que tantas veces le ha
servido de exorcista a esta cultura" nos lo ha mostrado una y otra
vez: la nación más poderosa del mundo tuvo que arrodillarse ante el
avance del comunismo en el último rincón del mundo.
En realidad muchos se preguntan qué fue a hacer allá Estados
Unidos y qué pretendía con aquella guerra interminable y fracasada.
Un cuarto de siglo después la mayoría continúa sin respuestas y
sólo ha quedado una amargura patente en la población de ambos
países cuando se recuerda el pasado.
Para el resto del mundo la sangrienta guerra de Vietnam sólo
tuvo una consecuencia positiva y fue el florecimiento del primer
movimiento pacifista de la historia a nivel colectivo. Millones de
personas "sobre todo jóvenes" levantaron las manos s en aquellos
días para exigir el fin de la masacre. Hoy Estados Unidos sigue
siendo el país más poderoso del mundo y Vietnam continúa sin lograr
superar la guerra. El país quedó deforestado, con miles de
mutilados y empobrecido. Ahora exige ayudas a los responsables del
desastre mientras Washington mira para otro lado.
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