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Los asentamientos de temporeros son, también este año, una realidad y un problema de nuestra ciudad. Así, por ejemplo, hace sólo unos días se levantaron varias chabolas en un solar que hay junto a GESA y en la zona de es Portitxol.

Durante todo el verano se ha hablado muy poco de la presencia de estas familias gitanas, en su mayoría de origen extremeño, que año tras año recalan en Palma para trabajar aquí durante la temporada turística en la venta de flores, fruta en la playa, etc.

Hace tres años llegaron casi 400 personas y provocaron serios problemas con sus asentamientos improvisados, como el que nació junto al Estadi Balear. En los dos últimos años su número ha decrecido, pero no han dejado de venir.

Desde el Ajuntament se habla poco sobre este colectivo que habita en condiciones infrahumanas de higiene y seguridad, primero porque no se sabe bien qué hacer con él y, segundo, porque para mediados de octubre se marcharán y el problema se habrá resuelto por sí solo. Al menos hasta el año que viene.