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La encuesta realizada por encargo del Govern sorprende no por sus resultados sino por el enfoque que se le ha dado. A primera vista, parece un sondeo excesivamente predeterminado a partir de los intereses del cliente, es decir el Ejecutivo.

Si empezamos por la valoración de la gestión del Govern, hay que señalar que conseguir el apoyo de un 50'2% de los encuestados frente a sólo un 16'2% que está en contra es un dato positivo, aunque se corresponde con el electorado que dio su respaldo a los partidos del Pacte en las última elecciones autonómicas. La clave está en ese 27% que o bien opina que aún es pronto para juzgar o que de momento ni aprueba ni desaprueba.

En cuanto a las valoraciones, extraña que no se hayan presentado, como hubiese sido lógico, los datos relativos a cada conseller. Sólo se conocen los correspondientes a los líderes de los partidos coaligados, con prácticamente un empate entre PSM, EU y Els Verds, oscilando entre 5'2 y 5'6, según cada isla, y sólo superando el president Antich a sus consellers en 5 décimas. Cabe suponer que la consellera de Medi Ambient logra esta nota por haber corregido sus radicales planteamientos anteriores. El dardo envenenado para el Govern ha sido el 6'2 logrado por Matas, que gana a Munar por 1 punto. Obviamente, el ocupar un sillón del Consejo de Ministros ha reforzado su posición. Por cierto, ¿qué se pretendía pidiendo que se valorase a un hombre como Gabriel Cañellas, apartado ya de la vida política?

Los demás bloques de este macro sondeo merecerían muchos comentarios. Pero a grandes rasgos hay que subrayar que los ciudadanos están apostando por una línea de centro: no quieren autopistas, pero sí que se mejoren las carreteras; no quieren que se construya más en la costa y en la Serra, pero hay menos unanimidad en cuanto a las limitaciones en suelo rústico, ...

El Govern deberá tomar buena nota de los datos de la encuesta y seguir en la misma línea en unos casos y rectificar en otros muchos.