El 25 aniversario de la muerte de Franco, que se celebra mañana
lunes 20 de noviembre, ha disparado la polémica en torno a la
simbología franquista que todavía hoy persiste en muchos espacios
públicos.
En Palma la simbología del régimen anterior todavía es visible
en algunas fachadas, plazas y calles. Por ello, al entrar Eberhard
Grosske en la Conselleria de Treball del Govern solicitó al
Ajuntament de Palma el cambio de nombre de la Plaça del Caudillo
dónde está ubicada esta entidad.
Justo delante de la Catedral es la Cruz de los Caídos la que da
la bendición a la infinidad de turistas que cada año visitan esta
zona de la ciudad. En sa Faixina, el monumento a los héroes del
Crucero Baleares sobrevive a todas las críticas, y en la fachada de
Correos el águila franquista mantiene sus alas desplegadas. Son
sólo algunos ejemplos de la presencia de símbolos franquistas en
Palma 25 años después de la muerte de Franco.
En la mayoría de municipios de la comarca de Manacor los
vestigios y recuerdos del franquismo han sido retirados. La
constante ha sido trasladar los monumentos a los cementerios y
sustituir las placas en honor a los caídos del bando nacional por
otra en recuerdo a todos los fallecidos en «una guerra entre
hermanos».
Sin embargo, en algunos pueblos aún quedan monumentos que
recuerdan al dictador y a los fallecidos de «su bando». En Porto
Cristo (Manacor), una placa junto al club náutico y un obelisco en
la salida hacia Cala Millor recuerda el desembarco del capitán Bayo
y las víctimas.
En la fachada del Ajuntament d'Artà, una placa representa el
águila franquista y el símbolo de la falange.
En es Pla, Sant Joan conserva motivos franquistas en forma de cruz
sin inscripciones junto a la iglesia.
La retirada de los recuerdos franquistas ha estado acompañada de
polémica y de curiosidades. En ses Salines, por ejemplo, aunque la
mayoría de vecinos eran partidarios de sustituir los nombres
franquistas de las calles, al tener que retirar el de Calvo Sotelo
hubo reticencias porque gracias a una ley de Sotelo, la localidad
salinera pudo segregarse de Santanyí.
En la comarca de Inca, algunos municipio han borrado de sus
calles todo lo que hacía referencia a la época del franquismo
(Muro, Sineu o Inca) pero otros siguen con algún souvenir.
En Santa Maria del Camí, las actos vandálicos contra el obelisco
de la Plaça del Caiguts, levantado en memoria a los «beneméritos»
hijos del pueblo que fueron «héroes de la cruzada nacional», no se
han quedado en tinta roja. Hace unos años fue tapado con un
preservativo enorme y, no hace mucho, lo pintaron de rosa. Varios
colectivos han organizado actos en protesta por la presencia del
monumento en el pueblo pero el Ajuntament no ha hecho nada para
quitarlo. De hecho, el alcalde, el nacionalista Mateu Morro, ha
indicado en numerosas ocasiones que se trata de «un vestigio
histórico» que debe ser conservado.
En Sóller, en las plazas de la estación del ferrocarril y el
Ajuntament hay otro monumento a los caídos del bando nacional. Hace
unos años, un intento del Consistorio por retirarlo recibió
protestas. Fuentes municipales han señalado que el actual
Consistorio estudia desplazarlo al camposanto.
En Santa Margalida, también hay una lápida en memoria a los
caídos del bando nacional. Y, en Costitx, la Plaça des Jardí, junto
a la iglesia parroquial, alberga una placa donde puede leerse: «Paz
y abrazo eterno de Cristo a los que cayeron luchando en la Santa
Cruzada por Dios y la Patria».
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