Trascurridos dos años desde el inicio de la campaña promovida por
Cáritas, Manos Unidas, Confer y Justicia y Paz, con motivo del
Jubileo 2000, para pedir la condonación de la deuda contraída por
los países pobres del planeta, se han producido gestos de
compromiso de condonar un porcentaje de la deuda, por parte de
algunos gobiernos, como el español, y de reconocimiento de que no
se ha mostrado suficiente sensibilidad ante este problema, por
parte de organismos internacionales, como el Banco Mundial o el
Fondo Monetario Intenacional, según explicó ayer a este periódico
Arcadi Oliveras, presidente de Justicia y Paz-España.
La deuda externa del Tercer Mundo asciende a dos billones
400.000 millones de dólares, mientras que la ayuda del Norte al Sur
es de 353.000 millones de dólares. La deuda contraída con España se
eleva a tres billones 400.000 millones de pesetas, de los que el
47% corresponde al Gobierno y el 53% a los bancos españoles
privados. Arcadi Oliveras reconoce que luchar por la abolición de
la deuda externa puede ser una «utopía, que no una quimera» y
afirma que el ciudadano tiene modos de contribuir que la deuda no
crezca.
Oliveras explicó que la presión del movimiento social se dirige
a conseguir que los bancos privados también condonen su parte de
deuda, a que los tribunales actúen para que los dictadores
devuelvan el dinero que robaron a su pueblo, que los especuladores
bursátiles paguen impuestos por sus beneficios y que los ciudadanos
suscriban fondos de pensiones con entidades que no las inviertan en
acciones de empresas que contribuyen a elevar la deuda del Tercer
Mundo.
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