TW
0

La polémica levantada en torno al sonido de las campanas de la iglesia de San Sebastián todavía no ha terminado. Empezó con la denuncia de una vecina, Rosa Arregui, y continuó con la respuesta del párroco, Alfredo Miralles, quien decía «no estar dispuesto a retirar el carillón, aunque sí a dialogar sobre lo que hiciera falta», siempre que no se le exigiera por las bravas.

Actualmente el Ajuntament ha dado orden de bajar el volumen del sonido del carillón, a lo que el párroco de San Sebastián se opone. Entre otros motivos porque las campanas repican gracias a un ordenador, programado para ello. El ingenio da las órdenes a los martillos percutores que golpean a cada campana, y «es imposible manejar el volumen, porque suenan o no suenan», afirma Alfredo Miralles.

Las opiniones de los vecinos son variadas. Algunos se sienten molestos con «la musiquita» -ahora suena Sor Tomassetta; otros están encantados con el carillón y piensan que es una «agradable compañía»; y por último están los que no terminan por estar ni a favor ni en contra, pues comprenden las dos posturas, aunque creen que «el tema se está sacando un poco de quicio».

Mientras, la denuncia ha seguido su curso y el párroco de San Sebastián se dispone a recabar el apoyo de sus feligreses y a pedir firmas que defiendan la presencia del carillón. La otra parte, los vecinos molestos con «el ruido», esperan pacientes las resoluciones oportunas... ¿En qué acabará todo?