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«El Belén o Nacimiento es, amigo lector, actualmente en el mundo hispano e hispanoamericano una de las manifestaciones más conocidas de la piedad popular cristiana», con estas palabras inicia el padre Gabriel Llompart el prólogo del catálogo de la exposición «Oro, Incienso y Mirra. Los belenes de España» organizada por la Fundación Telefónica en colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. La muestra, que reúne más de doscientos conjuntos, con un total de más de dos mil figuras y elementos, está comisariada por Letizia Arbeteta y cuenta con una coordinadora en Balears, Elvira González. Además, en el catálogo son frecuentes las referencias que se hacen a la obra del padre Llompart, colaborador de Ultima Hora y autoridad de primera línea en el tema belenístico.

Una de las primeras sorpresas que se puede llevar el visitante al ver las piezas expuestas es que, entre los belenes más relevantes, se sitúa el Betlem de Jesús que, en la actualidad, se puede ver en la iglesia de la Anunciació (la Sang). Según se explica, la llegada de este belén a Mallorca «está rodeada de una leyenda, si bien parece que los datos recogidos en las crónicas de la provincia franciscana de Mallorca son bastante confusos, al igual que el lienzo del siglo XVIII que reproduce la misma. Esta consiste, básicamente, en que se desató una tormenta el año 1536 y un capitán, llamado en la crónica de 1814 Domingo Janceme, al ver la nave en peligro, hizo el voto de ofrecer un conjunto de los Siete Gozos de la Virgen que llevaba en cargamento a la primera luz que se avistase desde el mar».

«Vieron, pues, la luz de una lámpara de Nuestra Señora de las Nieves, en la portería del convento de Jesús y, una vez calmada la tempestad, buscaron al guardián para que eligiese el grupo que quisiese, pero, al elegir el Nacimiento, el capitán se arrepintió y le dijo que eligiese otro o, de lo contrario se quedaba sin nada, pero no pudo moverse hasta que se cumplió la promesa y el Misterio fue desembarcado».