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Estaba previsto que a primera hora los delegados sindicales y los trabajadores que se sumaban a la huelga se concentraran ante las puertas de los centros públicos de trabajo. Ello ocurrió en contadas ocasiones lo que ya hacía presagiar una vieja asignatura pendiente reconocida por los propios sindicatos: cuesta mucho movilizar a los funcionarios, más que hagan huelga y es casi imposible que además salgan a la calle.

A las 10.00 los piquetes se dieron cita en la plaza de los Patines. Apenas 150 personas, la inmensa mayoría de UGT, la inmensa mayoría de los aparatos sindicales. Estaban convocados a sumarse a esta huelga unos 27.000 empleados públicos en Balears. Así, quien hizo huelga prefirió dedicar el día a sus cosas antes que salir a la calle a protestar por la política del Gobierno de Aznar hacia los funcionarios y la continua pérdida de poder adquisitivo.

Pitos, petardos y tambores "y las rojas banderas de UGT" consiguieron llamar la atención de los ciudadanos al paso del piquete por distintos centros de trabajo hasta llegar finalmente a la Delegación del Gobierno. El primer sitio donde acudió el piquete, ya un poco más numeroso (200 personas), fue al Instituto Nacional de la Seguridad Social. La policía impidió que entraran en el edificio. A continuación se trasladaron hasta la Delegación de Hacienda. La policía impidió de nuevo el paso de un piquete que a los gritos de «¡Huelga!» intentaba entrar. El siguiente paso fue la dirección territorial del Insalud.

El siguiente paso fue la Tesorería General de la Seguridad Social, en La Rambla, donde nuevamente un cordón policial impidió la entrada del piquete. Ya eran unos cuantos más. Aprovecharon para retener durante unos minutos el tráfico. Y de ahí al ambulatorio de El Carmen. El siguiente paso fue la Audiencia Provincial donde tampoco se les permitió el acceso. Y finalmente ante la Delegación del Gobierno donde les esperaba un grupo de personas tan numeroso como el del piquete. Eso sí menos sindicalistas y más empleados públicos.