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En un ambiente totalmente eclesiástico, una treintena de sacerdotes jubilados de la Isla se reunieron ayer al mediodía en la Casa de la Iglesia para compartir la tradicional celebración navideña. El acto, presidido por el obispo Teodor Úbeda, se inició con una breve misa en la Capilla de Sant Pere, en la que los asistentes entonaron distintos cantos en la línea del Adeste Fideles.

Después de leer la última oración de la eucaristía, el obispo realizó un sermón en el que destacó la tarea llevada a cabo por estos durante los años que han dedicado al servicio de la Iglesia. «Es hora de mirar hacia atrás y de dar las gracias a Dios y a los sacerdotes por la fidelidad prestada, por su optimismo y por las distintas plegarias realizadas» afirmó. Además calificó a los asistentes de «buenos mediadores entre Dios y el pueblo mallorquín», por la tarea realizada durante los años más duros de la historia balear.

Por último, adelantó una noticia de interés público, relacionada con la reforma del Museo Diocesano. Se trata del desplazamiento a la Capilla de Sant Pere de algunas de las piezas más importantes de este museo, una vez que se comience dicha restauración. Estas piezas podrán ser visitadas por el público en breve.

Bartomeu March y Pere Xamena fueron dos de los sacerdotes que participaron en esta reunión. El padre March tiene 79 años, de los cuales ha dedicado 55 al servicio de la Iglesia. Fue durante algo más de tres décadas el párroco de San Miguel y reconoce que se siente muy optimista al contemplar el actual estado de la institución religiosa dentro de la sociedad. «He disfrutado mucho de presenciar el cambio histórico que ha experimentado la Iglesia, han sido unos años magníficos» afirmó. Esta es una opinión que también comparte el padre Xamena, de 82 años y ex superior del seminario de la Casa de la Iglesia, quien aseguró: «Con el paso de los años es posible que hayamos perdido seguidores, algunos piensan que por política pero yo no lo creo. Hemos perdido cantidad pero hemos ganado calidad, porque actualmente los que son cristianos lo son por un sentimiento totalmente auténtico y no por parecerlo ante los demás como sucedía antes».